Ellos mismos nos recuerdan que han pasado diez años desde que debutaron con el lejanísimo “Le Red Soul Communitté”, y nada menos que cuatro desde su anterior referencia, el excelente “The Neighbourhood”. Tiempo más que suficiente para que la banda de Vilanova haya alcanzado ese concepto que tanto nos gusta enarbolar a los críticos: la madurez. Realmente no acabo de entender muy bien qué significa eso, pero servidor lo utiliza como sinónimo de trabajo cuidado, sin prisas, definido, estilísticamente encajado, cargado de dinámicas. Tener un camino que quieres andar y saber cómo andarlo sin tropezones. Y dado que todo eso lo reúne este “Sagittarius”, diremos que la banda ha logrado su disco de madurez en el que los textos importan y mucho. Por lo menos tal y como yo la entiendo. Por eso no se equivoquen. Para madurar no hace falta apartarse de ese soul psicodélico y rock and roll high energy marca de la casa. Eso sería traicionarse. Y aunque a veces lo parezca, traición y madurez no siempre deben ser vocablos unidos.
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