Suena la inicial “Gimme Something Good” y descubres de entrada que los teclados de Benmont Tench (Heartbreakers de Tom Petty) van a ser protagonistas del disco en mayor medida que lo fueron en el más apocado “Ashes & Fire”. Pero no solo el teclado, también la guitarra con ese clásico y cortante riff roquero cien mil veces rasgado con anterioridad, aunque no por ello resulta menos efectivo y cautivador. De acuerdo, nada nuevo bajo el sol: rock americano de lo más directo que incluso se podría tildar de más estándar que nunca en la carrera de su autor y en el que no se percibe la herencia folk de la canción de autor marcando la diferencia como en álbumes anteriores. Pero que me aspen si cada una de las canciones del álbum no crece en su simplicidad aupadas por la excelente voz de Ryan Adams. Bueno, por su voz y por la envolvente magia de temas efectivos como “Am I Safe” que, de ser compuesta a mediados de los setenta, sería hoy día pasto de las compilaciones de temas de la época. Una aspiración a trascender desde lo más básico que se contagia a lo largo del disco como demuestran la acústica “My Breacking Ball” o una “Trouble” que Bruce Springsteen podría hacer suya sin que se le notara el latrocinio, aunque la realidad nos dicte que es justo lo contrario.
Lo cierto es que sin complicarse la vida, sin resultar único ni perpetrar un sonido que intente desmarcarse de cuarenta años de tradición, Ryan Adams pulsa esas teclas invisibles que hacen de su álbum una colección de canciones efectivas, que nos recuerdan que en ocasiones la auténtica belleza se encuentra en el espíritu de las cosas más simples, La misma tecla que nos han ofrecido con anterioridad artistas como Mellencamp, Zevon o el propio Petty y que tanto irrita a luminarias de lo excelso como Jeff Tweedy. Puedo entender que haya aficionados que le pidan más a estas alturas de la jugada, y máxime cuando ya ha mareado con tanta anterioridad la perdiz, pero es justo ese abrazo del cliché rock más aparente que hace en temas como “Tired Of Giving Up” lo que me gusta de este álbum. Y sí, hoy no voy a comerme la cabeza demasiado. Texto: Don Disturbios
RYAN ADAMS
“1984”
Pax Am Records
Que la cabra tira al monte es un hecho. Y que el monte de Ryan Adams siempre ha estado plantado de metal, punk, hardcore y pinballs también. Pero resulta una agradable “sorpresa” el lanzamiento de un EP eminentemente punk que el estadounidense lanzó semanas antes de la aparición de un nuevo disco. Su aproximación al punk rock más reciente tuvo lugar con ese proyecto-reunión de amigos llamado Pornography durante el Record Store Day del año pasado. En este caso, posee más similitudes con “Orion” (2010), o The Finger, la efímera banda de hardcore que formó con su amigo Jesse Malin. “1984” es un arrebato desestresante y rabioso que dispara cañonazos a razón de ochenta segundos por canción. La voz de Adams avanza desesperada, con el nervio de los temas más potentes del acribillado “Rock ’N’ Roll” de 2003, mientras las guitarras se afilan a lomos de sus añorados The Replacements. Un disco escurridizo, intenso pero corto a todas luces, que podría ser la continuación del “III/IV” de haber descomprimido su frenético ritmo. Talento natural que le permite saltarse su etiqueta habitual sin morir en el intento. Texto: David Bernardo
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