Herrumbre eléctrica y ponzoñosa instrumentación vuelven a darse la mano en la tercera entrega de Black Keys, otro dúo dedicado en cuerpo y alma a la deconstrucción del discurso rock de las últimas cinco décadas en pos de un brebaje árido, austero y cavernoso, tratando de acercarse a como podrían sonar unos White Stripes más asilvestrados o unos Jon Spencer Blues Explosion más unidireccionales (por esta vez dejemos a un lado a Soledad Brothers, Immortal Lee County Killers y demás estrellas de calado más alternativo)
“Rubber Factory” hace honor a su nombre mediante andanadas de primigenio rythm’n’blues (“Just Couldn’t Tie Me Down” o “Aeroplane Blues”), invocaciones al sulfato hendrixiano (“Girl Is On My Mind”) y correosas recreaciones de material ajeno (versiones del “Act Nice And Gentle” de The Kinks y “Grown So Ugly” de Robert Pete Williamson-via Captain Beefheart). Ah, y sin el más mínimo asomo de actitud cool. Lo que aquí ves es lo que hay, sin artificios de ninguna clase.
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