Cena

"Cena" (Sony, 22) es el nuevo proyecto de Roy Borland. El joven artista ha decidido dejar a un lado el registro que nos dejó en "Espesso" (Sony 20), su debut, y ha regresado a esos sonidos entre el lo-fi y el pop español de sus dos primeros sencillos, "Dos x tres" y "T la sudo", ambos junto a Sebastián Cortés. Y para demostrarnos cómo han evolucionado esas ideas primigenias durante estos años, nos invita a cenar junto a él en una mesa que necesita pocos ingredientes para ser efectiva.

Primero con la "Sal", la primera pieza que se publicó de este EP, hace ya más de un año, nos ayuda a situarnos en su nuevo universo musical. Se trata de una canción de amor que arranca como si de un acústico se tratase y va creciendo poco a poco hasta llegar al éxtasis del estribillo final, donde ya se sitúa dentro del lo-fi y su ritmo tiene una agradable similitud con “Dos x tres”, su primer single.

Tras ello llegamos a "Limón" donde coincidimos con un comensal de lujo, El Kanka. Ambos artistas se unen en esta pieza, que, musicalmente, podría pertenecer totalmente al repertorio del cantante malagueño, y donde se palpa la buena sintonía entre ambos de cara al final del tema. Y detrás de la sal y el limón llega el "Tequila". El ingrediente más potente de esta cena aprieta a partir del minuto 1:40 justo cuando se acerca más a tonos urbanos, un registro hasta ahora desconocido para el joven madrileño, que muestra aún más su versatilidad.

Antes del postre, Roy nos prepara un brindis junto a Alex Granero en "Chin Chin", la pista más distinta del EP. Está situada más cerca del pop mainstream que el resto de las canciones, haciendo que se te quede clavado ese pegadizo estribillo en la primera escucha. Para terminar, nos endulzamos con "Miel", una oda a disfrutar de la vida y el amor. Gracias a su ritmo lento y la sinceridad que transmite el cantante, hace que empatices al cien por cien con el mensaje de la letra. Pero, ¿y si una vez acabada la cena nos hemos quedado con ganas de más? No hay problema, Roy nos regala "Sal" y "Miel", las dos canciones más emotivas, en acústico, mostrando toda su potencia vocal y dándoles - aún más - un toque sentimental.

En tan solo siete temas, Roy Borland nos ha mostrado toda esa sensibilidad que tiene para componer, interpretar y producir. Además, demuestra que reúne una de las características más importantes para un artista, la inquietud por probarse en otros registros, y también que se encuentra en un punto muy distinto que el resto de la nueva ola del pop español, marcada por el guitarreo. Sea cual sea su próximo paso, promete sorprendernos.