Rotación y traslación

Lo de Papa Topo, a pesar de resultar una propuesta mal llamada ñoña o muy blanca a primera vista, es algo muy extremo. Me explico. Dedicarle una canción a un oso panda, o decir que lo que más te gusta del verano es tomar poder tomar helado es una declaración de principios tan directa, honesta y al límite en los tiempos en los que vivimos –la inocencia y la candidez son valores a la baja que, ojo, suelen causar las risas más crueles-, que lo de los mallorquines es digno de aplauso. Con un par. “Rotación y traslación”, su nuevo mini-álbum, más allá de los motivos chicleteros y pizpiretos, ofrece seis monumentos pop que dejan bien a la claras que detrás de Adrià Arbona Orero hay un Guille Milkyway en potencia, un pequeño adalid del pop total aun por explotar (atención a “Siesta”, gema absoluta del vinilo). Sobre la pizpireta voz de Paula Franco Adela, solo decir que ya está a la altura de grandes del género como Amelia Fletcher, sobre todo en las encantadoras “Robot” i “Roselles i Esbarzers”.