De verdad que ni es clientelismo ni amiguismo: la facultad de Foehn por fichar artistas como la copa de un pino debería impartirse en un doctorado. Miquel Serra debutó en Foehn el año pasado con una compilación de material editado entre 2009 y 2010 (así se llama el disco, “(2009-2010)”) y este “Roses místiques” de ahora sólo puede alegrarnos la existencia. Un jefe. Un maestro. Con un no-sé-qué tan de los Pink Floyd de Syd Barrett, o al menos de esa manera única (y muy británica) de comprender y encarar la preciosa conexión entre el folk, el rock y la psicodelia. Las dieciocho canciones del disco son excelentes (las letras, perfectas). No puedo mencionar esta o aquella porque querría media revista para hablar de todas ellas a fondo. Como merecen. Música para disfrutar escuchando y re-escuchando. Un viaje eterno siempre rico y gratificante. Deberían enseñar mallorquín en todas las escuelas para apreciar a Miquel Serra en todo su esplendor.
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