No sabemos muy bien qué puede haber pasado en el seno de esta banda de Seattle para que, la edición de su segundo álbum, venga sorprendentemente acompañada por una nota en su Facebook anunciando su separación, y la devolución del importe de las entradas de los conciertos de la gira que ya estaba programada.
Algo muy gordo, sin duda, para que no le hayan dado la más mínima oportunidad de rodaje a las canciones de un segundo álbum más domesticado, menos duro, pero igual de vaporoso y psicodélico que su álbum de debut de hace un par de años.
La voz de su cantante Rabia Shaheen Qaz sigue siendo la protagonista de una propuesta que se mueve dentro de un folk-rock alternativo escorado hacia los setenta y que tenía en canciones como “Blind” o el single “Strip Mall Babylon” facultades suficientes para habernos hecho pasar un buen rato con un grupo que ya es pasto de una efímera y pequeña, muy pequeña, historia.
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