En honor a la verdad y al instinto hay que decirlo. Primero, que algunos esperábamos con ansiedad el primer álbum “oficial” de Ornamento y Delito, tras tres maquetas con pinta de disco o discos “amaquetados”. El instinto era el que deseaba que se confirmara que son y van a ser importantes para el rock en castellano. Para bien y para mal son tan españoles como Glutamato, Décima Víctima o Eskorbuto y en ello se regocijan. “Rompecabezas...” es oscuro. Menos que las maquetas, dirán los irredentos. Pues sí, lo es menos, lo que no quita para que sea oscuro sin que tengan Gari y compañía que vestirse de fantoches o cuervos. Menos crudo, también, gracias a la producción de un Abel Hernández (Migala, El Hijo) que ha moldeado esos homenajes al costumbrismo tenaz que eran, son y serán “Madrid”, “Gora Aste Nagusia”, “Cocaína” o “Madrid de los Austrias”. Sin embargo es en el pulso de “Beñat”, la buñueliana “Canción de la muerte” o en el clasicismo y tristeza pop de “Loca por ti”, en las nuevas, donde vemos de verdad que Ornamento y Delito van muy en serio, aunque ellos quieran quitar hierro al asunto a base de cinismo.
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