Un viernes de alegría contagiosa. Una mañana de sábado soleada. Un domingo de sábanas compartidas. Todo eso y mucho más es el debut de Eli ´Paperboy´ Reed. Un disco que destila aroma de clásico, una coartada soul para arrimarse a cualquier desconocida, un cancionero imperecedero que aúna músculo y alma. Por aquí asoman ecos a James Brown, Al Green, Marvin Gaye y otros grandes del género en un conjunto de lo más inspirado. Escucharlo es empaparse de un optimismo que se agradece en tiempos de artistas ensimismados en penurias existanciales. Y todo a lomos de una voz de esas que lo llenan todo, un placer para compartir en buena compañía.
Un derroche de serotonina que te agarra y te lanza a la pista de baile. Ni siquiera los momentos más recogidos del álbum, que los hay, llaman a la desolación: hay súplicas románticas, dolor encorsetado, pero también el empeño de dar carpetazo a la depresión con un par de gritos. Los sesenta están de vuelta, el soul está de moda. Y no sólo en circuitos minoritarios, ahí están Amy y Duffy disputándose las listas de medio planeta, así que no hay razón para pensar que este estadounidense no puede colarse en nuestras casas. Desde ya en el pelotón de sorpresas agradables del año.
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