Hit Parade
DiscosRóisín Murphy

Hit Parade

8 / 10
Pablo Tocino — 09-10-2023
Empresa — Ninja Tune
Género — Pop

Es bastante fuerte lo de Róisín Murphy. Y no me refiero a que seguramente “Hit Parade” sea su mejor disco, ahí ahí con “Overpowered”, sino a la que le han liado por unos comentarios en su Facebook personal en los que no insultaba ni negaba la identidad de las personas trans, sino que mostraba sus dudas respecto al uso de bloqueadores hormonales en niños trans desde la preocupación por sus efectos secundarios - en los niños cis la duración del tratamiento suele ser menor. Unas dudas que están en la propia comunidad médica, y que puedes no compartir, pero que, expresadas con respeto y en la esfera personal (sería distinto si usara su plataforma para pontificar desde un medio), están lejos de ser esa especie de cruzada contra los menores trans que se le está adjudicando. Está claro que su manejo de la controversia no ha ayudado; también está claro que es casi imposible reaccionar bien al verte acorralada por antorchas a las que, seamos sinceros, les da absolutamente igual lo que respondas, y menos aún quieren debatir nada, solo quieren ponerte una A escarlata y pasar a otra pecadora que les haga sentirse "Mejor Persona".

Esta introducción extramusical podría sobrar, pero al final es absurdo hablar de 'Hit Parade' sin hablar de lo que más ha rodeado su lanzamiento; sin ir más lejos, The Guardian dedica media reseña a ello, casi excusándose por “separar obra de artista” al darle buena puntuación, como si fuese esto un disco de R. Kelly. Y no es el único medio que lo hace. Eso nos lleva a preguntarnos dos cosas: una, si se habría desatado esta tormenta tan fuerte si esos comentarios los hubiese hecho un hombre cishetero (apuesto que no) y la otra, si tan bueno es “Hit Parade” como para que hasta los que estaban deseando odiarlo admitan que les cuesta. Para responder “sí” a lo segundo solo hace falta darle al play y adentrarse en él.

“Hit Parade” acaba un camino de seis años junto al alemán DJ Koze que es ¡previo! al anterior disco de Róisín, el notable “Róisín Machine”. Según ha contado la artista, Koze le contactó en 2018 para colaborar en “Knock Knock”, y después le dijo que querría hacer un disco con ella, 'pero a su manera', lo que incluía tardar el tiempo que fuese necesario, trabajar de forma remota e incluso que la irlandesa se descargase su mismo software de producción. Poco a poco, se fue fraguando un disco que bebe del soul clásico y el pop sesentero, samples incluidos, y no suena a algo del pasado, pero tampoco actual... más bien futurista. No en vano, el artwork hecho entre Beth Frey, Bráulio Amado, Conor Ega y hasta un uso de IA (por parte de Frey) incide en esto.

Así, la tierna “CooCool” tiene un sample de “Together” de Mike James Kirkland, “Fader” samplea “Window Shopping” de Sharon Jones & The Dap-Kings, e incluso hay un sample noventero en “Can't replicate”: “French Kiss” de Lee Lewis. Y, aunque lo clásico (pasado por el filtro de virguerías sónicas de Koze) es lo que reina aquí, hay espacio para cosas más inesperadas como el dub con Mad Professor en “What Not To Do” o el trap en “Two Ways”. Precisamente esta última y “Eureka” son las encargadas de cerrar el disco y quizás, junto a los interludios, su punto más débil, pero el resto funciona como un reloj.

El amor está muy presente en “Hit Machine” pero de una forma un tanto curiosa, pues es un disco muy vitalista... en el que la muerte está muy presente. O, dicho de otra manera, la fugacidad de la vida. La magnífica “Fader”, con videoclip rodado en su Arklow natal, es el mayor ejemplo de esta idea de aprovechar cada minuto, sobre todo en lo que al amor se refiere. “You Knew” es otro, ya que habla de dejar claro lo que sientes aunque todo indique que no es correspondido, de estar orgullosa de tu valentía pese a que intuyas que vas a perder, 'es la historia de mi vida, soy un libro abierto en ese sentido', ha comentado Murphy.

Incluso la fiesta de “Free Will” habla del libre albedrío pero incluyendo una clave romántica ('esa cosa de rendirse al amor, a la gloria a la que eso lleva... yo no puedo 'decidir' si estoy enamorada de ti o no'), y la distopía relatada en “The House”, que viene del relato corto de J.G. Ballard “The Thousand Dreams of Stellavista”, habla de casas que se quedan con las emociones de sus habitantes y cambian de forma según sus estados de ánimo. De nuevo, emociones... en un disco y una artista cuya imagen ante la creación ha parecido ser más fría y casi robótica.

Esa paradoja se da también en la que es, en mi opinión, la mejor canción del disco, “Can't Replicate”, en la que hay lugar para la tristeza por el amor no correspondido (again), la euforia cuando parece que ese amor puedes encontrarlo en la pista de baile, y algo de magia, pues durante todos sus pasajes suena a ciencia ficción – quizás tan ciencia ficción como eso de replicar a alguien con quien ya no puedes estar. En definitiva, “Hit Machine” es un disco ambicioso, pero cuya ambición consigue llegar a buen puerto, y que combina una producción excelsa y calculada con una entrega libre al amor, a las emociones y, en sí, a la vida a través de sus letras.

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