Is This The Life We Really Want?
DiscosRoger Waters

Is This The Life We Really Want?

7 / 10
Marcos Gendre — 21-06-2017
Empresa — Columbia
Género — Progresivo

Escuchando el retorno de Roger Waters, hay dos aspectos que saltan a la vista. Primero, el ex de Pink Floyd sigue nadando en las mismas aguas que comenzó a surcar cuando hizo “The Wall” (1979). Y segundo, Radiohead siempre han estado muy cerca de la pátina épico-prog instaurada por el bajista desde el mítico doble LP. No es casualidad que sea, precisamente, Nigel Grodich el productor de esta obra. Su trabajo para la banda de Thom Yorke a lo largo de todos estos años –“Kid A” y “Amnesiac” aparte- es similar al realizado para la ocasión, con esa fijación por el arreglo visual y su habilidad para que cada pista contenga el oxígeno suficiente como para ser percibida en nuestra memoria dentro y fuera del conjunto final. Así ocurre, por ejemplo, en “The Last Refugee”, seguramente, la filigrana más brillante de Waters en cuatro décadas. De hecho, si trocáramos la voz de éste por la Yorke, nos saldría un corte hecho a medida de “OK Computer” (1997).

Por la parte dedicada al autohomenaje, “Picture That” suena a continuación expresionista de “One of These Days” y “Deja Vu” no habría desentonado en “The Final Cut” (1982). Al igual que lleva haciendo a partir de “The Wall”, no falta el habitual soporte de coros femeninos, que en esta ocasión hacen mayor contraste que nunca con la voz del británico, cada vez más ajada, y a la que hasta podemos oír carraspear en el arranque de “Broken Bones”.

En todo el recorrido, subyace el espíritu de un hombre que sigue obsesionado con los mismos temas de antaño, por dotar de teatralidad a un gesto siempre confuso entre la salida arty y el modo proggy. El problema surge cuando su mirada del mundo se define por su característico peso trascendental, algo cargante por momentos. A pesar de esta huella inherente del pasado, estamos ante una obra abigarrada, repleta de escenas para el recuerdo. Como “Bird In a Gale”, una curiosa versión sci-fi de Pink Floyd que subraya el aspecto indagador de un artista para el que los tics más manidos de su impronta musical ya no suenan desfasados, sino incluso magnificentes. ¿Causas del revival crónico que vivimos/sufrimos en este siglo?

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