Es muy posible que con ese nombre no te acerques ni a una legua de ellos. Si les ves, aún menos, aunque las cosas cambiarán si suena el disco. Las cosas, en ese caso, empiezan a tomar otro color. En Londres reúnen ya a varios miles de personas, en el festival de Rennes agradaron lo suyo y en América andan la mar de sueltos. Han tocado en el Coachella junto a Rage Against The Machine, adoran tanto a Vicente Amigo como a Megadeth y tanto David Letterman como Jay Leno se quedaron de una pieza al tenerles en su programa. En México se les coloca al mismo nivel de relevancia que a Arctic Monkeys y todo apunta a que aún pueden alcanzar cotas mayores. ¿El secreto? Una consecución de piezas instrumentales bastante originales llevadas con ritmo y energía. Esta pareja de mexicanos se apoya en dos guitarras acústicas para levantar su festiva torre musical.
Virtuosos de la guitarra, son una especie de académicos doctorados en ese bello instrumento. No hace falta más que escuchar sus canciones para descubrir de qué son capaces. “Tamacun” tiene raíces flamencas y fronterizas; en “Diablo rojo”, las percusiones tocadas con sus propias guitarras llevan las riendas y las combinan con un alocado violín en “Ixtapa”. En el capítulo de excentricidades, dos versiones: “Stairway To Heaven” de Led Zeppelin y “Orion” de Metallica, a cada cual más curiosa.
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