No me sale querer

DiscosRococó

No me sale querer


8 / 10
Fran González — 02-02-2023
Empresa — Autoeditado
Género — emocore

Pocos títulos más esclarecedores como el elegido por los madrileños Rococó para su debut definirían mejor un sentir compartido por una generación entera. “No me sale querer” es más que un simple aterrizaje formal en la escena underground por parte de Aníbal, Nacho, David y Álex, pues también se siente como una declaración de intenciones con la que, echando mano de un discurso marcado por el descontento y la desidia, el cuarteto firma una arrolladora carta de presentación sin peros ni ambages.

Hablamos de solo nueve canciones, sí, pero todas van directamente al grano y profesan tanta sinceridad por verso que tras su escucha sentiremos que hemos formado parte de una de esas intensas conversaciones que afloran durante una cálida noche de verano en la que terminamos vomitando verdad sin filtro.

Para empezar, un disco que arranca con una sentencia tan catártica y honesta como “Necesito algo que me vuelva a ilusionar, porque últimamente todo me sale fatal”, nos está demostrando desde su primer acorde el grado emocional que la banda busca poner de manifiesto. Si a eso le añadimos una instrumentación dura con pinceladas melódicas y hasta sinuosas líneas de sintetizador, “Bajona” se convierte en el mejor arranque posible que se nos pueda ocurrir. En lo sucesivo, veremos a la banda tirando de deliciosos tópicos con los que completar un cancionero que toca todos los palos que el post-adolescente medio experimenta hoy día: amores de verano manchados de atardecer y olvido (“Septiembre”), cargas regresivas que imposibilitan el hecho de poder expresar sentimientos (“No me sale querer”), esa cruda realidad que aplasta nuestras altaneras y frustrantes expectativas (“Nos lo prometimos, volvernos a ver, compartir un piso, una planta y un gatito. No ha salido nada como planeamos, ahora solo somos dos extraños”, cantan en la dolorosa “La Multitud”), y por supuesto, una siempre gustosa y merecida crítica a una sociedad destrozada que solo encuentra calma ya a golpe de pildorazo (“Ansiedad y TV”).

Convertir en himnos automáticos todos sus males personales puede resultar ser un recurso sanador, aunque lo que Rococó parecen buscar con sus agitadas cadencias y su sentidas diatribas es que seamos nosotros los que nos olvidemos por un momento de todo aquello que nos atormenta y nos liberemos de nuestras particulares cargas sentimentales y traumáticas a golpe de pogo y salto. También encontraremos, por supuesto, cortes que inviten a la bajada de decibelios (“Narciso”) pero en términos generales, el encanto de Rococó reside en la habilidad de la banda para aportar un grado de cercanía a esas estructuras desgarradoras y propias del post-hardcore y el emo noventero, yendo tal vez más allá de lo que otros de sus coetáneos fueron en sus intentos por aproximarnos al sonido de bandas como American Football o Drug Church. Ojo, porque con “No me sale querer” en unos años diremos que hemos asistido al nacimiento de una gran banda.

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