Desde que os recomendamos “Amor Amargo”, han pasado muchas cosas en la vida de Rocío Saiz. Lo más conocido por el gran público es, claro, la censura en el Orgullo de Murcia, que llevó a numerosos medios a decidir que, oh, quizás había que dedicar un espacio a esta chica a la que no conocían – los que no la estaban ignorando porque 'no sabía de música'. Si “Amor Amargo” ya era un aviso de que igual se equivocaban, “Autoboicot y descanso” les cierra del todo la boca. No es un álbum redondo, claro, pero desde luego contiene pruebas de sobra de que Rocío sabe de lo que habla cuando se trata de componer una buena melodía, de elegir una producción que revista su voz y, en definitiva, de tener un envidiable oído pop.
En la reseña de su EP os decíamos que se notaba su gusto por el pop porque, lejos de ser el típico trabajo pop desganado con un hit, un tema resultón y el resto relleno, había cariño en todas las canciones, y aquí vuelve a ocurrir lo mismo. Con dos partes muy diferenciadas, la compañía de TAURO, FUTURACHICAPOP, Chica Sobresalto y Mané López, y una inspiración declarada en Robyn, Meat Loaf, Belinda Carlisle y hasta Ludovico Einaudi, Rocío crea un disco que pretende ser un “road trip” por las emociones asociadas a su título, y que está lleno de referencias. “Guapa y lista”, con su letra compuesta por clásicos (“Se nos rompió el amor”, “Mujer contra mujer”, “Ciega sordomuda”, “La fiesta terminó”, “Y yo sigo aquí”, “La gata bajo la lluvia” e “Indicios de arrepentimiento”, por ejemplo), es la más evidente en esta intención, pero hay muchas más perdidas por el tracklist.
“Turnedo” de Iván Ferreiro aparece en “quedarse – acto revolucionario”, y “Me cuesta tanto olvidarte” de Mecano en “Apegos feroces” (quizás la más robynesca), y cuesta creer que “Under pressure” de Queen & Bowie e incluso el “Dime” de Beth no sean una referencia en cierta parte de “Arquitectura del afecto” - canción que, a su vez, hace un guiño a Fangoria con su título. Aunque, si hablamos de títulos, “Cuando te tengo a mi lado al final siempre hay abrazos, y cuando nos separamos no puedo esquivar tus dardos” (toma, Lana del Rey) se lleva el premio, superando el de “Si mañana me muero, te habré dicho que te quiero” de “Amor Amargo”. Ésta es, además, probablemente la mejor canción del disco, gracias a una deliciosa producción (perfecta para los fans de las revisitaciones ochenteras de The Weeknd), y un maravilloso estribillo cargado de nostalgia que consigue emocionar.
Otras cumbres del álbum son el outro instrumental de “quedarse – acto revolucionario”, los ganchos a través de la reiteración en “No estoy bien”, el mix que hay en “Abyectas” de drum & bass, Chico y Chica y mucho synth-pop (que es lo que predomina en este segundo trabajo de la madrileña) o el sarcástico juego de verbos en la letra de “Apegos feroces”. Comentaba hace poco Rocío en una entrevista que, desde que decidió priorizar la música, su nivel de vida ha bajado mucho, “la vida está cada vez más difícil y más cara, y a veces piensas si los 14.000 euros que has invertido en un disco no podrías haberlos invertido en otra cosa”. No sabemos la suerte comercial que correrá “Autoboicot y descanso”, pero, después de escucharlo, lo que sí sabemos es que puede estar orgullosa de esa inversión.
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