Si Don Antonio Mairena levantara la cabeza y viera como su “Teoría del cante gitano bajoandaluz”, coge otra dimensión gracias a la capacidad que nuevas formas vocales e interpretativas de una serie de artistas flamencos que hoy en día tratan al propio cante flamenco como una expresión que va más allá de fórmulas acotadas, seguramente volvería a su sitio. Porque el flamenco, desde que se tiene constancia de él, está concebido como un arte vivo y en constante evolución: Ecléctico y versátil.
Una evidencia de ello es el trabajo que nos acaba de ofrecer la cantaora onubense Rocío Márquez, los violinistas de gamba sirio Fahmi y Rami Alqai y la percusión de Agustín Diassera: “Diálogos de Viejos y Nuevos Sones”. Todos ellos con el mismo peso y compromiso reflejado en dicho trabajo discográfico. Una propuesta que nos venía como primera incursión en la penúltima edición de la Bienal de Flamenco en forma de directo y en donde estos músicos, excepto Rami Alqai, nos hicieron transportar a lugares inexpugnables tanto del flamenco, como de la música culta y la experimental. Todo ello, gracias a la música, que en la desacralizada iglesia barroca de San Luis de los Franceses de la capital hispalense, expusieron a un elegido público. Un hito que ha quedado para los anales de la historia del flamenco.
Precisamente, gracias al impacto que surgió a partir de dicho recital, se ha podido convertir en trabajo discográfico. Aportando nuevos ingredientes, conceptos y músico: Desde letras del poeta y también violinista de gamba Manuel García, a los “Angelitos Negros” del mexicano Álvarez Maciste. Del también violinista, compositor y cantante de entre el Renacimiento y Barroco Claudio Monteverdi, a poemas de Santa Teresa de Ávila en forma de Bamberas, recuperando esta pieza del disco anterior de Rocío: “Firmamento” y que aquí lo ha rescatado aportando una nueva versión. Cantes más propiamente flamencos como "Colombiana", "Zambra", "Fandangos de Alosno" y "Peteneras". Cantes que no están tan al día en repertorios del flamenco de a pié y que tan bien Rocío ha sabido quitarles la fina capa de polvo, para así contemporaneizarlo de una forma más que digna, aportando nuevos ingredientes y así convertirlos en un universo que va del propio al colectivo.
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