Dicen que si algo funciona, no lo cambies. Pero también dicen que quien no arriesga, no gana. Entonces ¿qué? Justo en medio de ese dilema se encuentra "Rosa permanent" (Halley Records, 2021), el último disco de las catalanas Roba Estesa. Un álbum de diez canciones que rompe con lo que ya conocíamos de la banda, que ahora autodefine su proyecto como “#novaRobaEstesa”, es decir, una nueva versión de ellas mismas. La verdad es que el eslogan no miente: la propuesta, viniendo de ellas, sí es nueva. Ahora bien, todavía no tengo claro si es mejor o peor.
Las cuerdas y los acordeones que en "Descalces" (Coopula Editorial, 2016) y "Desglaç" (Coopula Editorial, 2018), sus dos anteriores discos, eran el sello indiscutible que las hacía especiales y las distinguía de la mayoría de los grupos del territorio, ahora han desaparecido prácticamente por completo. Aunque afirman que “la nueva sonoridad responde a una clara intención de hacer dialogar la electrónica con los instrumentos y estilos propios de la banda”, lo cierto es que más bien parece que la primera se ha comido, o al menos ha dado unos buenos mordiscos, a los segundos.
Aún así, este alejamiento del folk (y el folklore) no va a impedir que sus temas sigan sonando en todas las fiestas mayores, como llevan haciéndolo hasta ahora. Ya puedo verlo: primeras fiestas sin distancia social, sin sillas y casi sin mascarillas, vasos en las manos y en los altavoces “Oceà”, “Lxs nenxs” o “Ràbia”, tres de las canciones más potentes del disco. Un disco que, aunque supone un antes y un después a nivel sonoro para Roba Estesa, sigue manteniendo la línea combativa y feminista que el grupo ha seguido desde que empezó.
Reinventarse o morir es quizás el tercer tópico que concierne a esta banda catalana con el estreno de "Rosa permanent", un lema que va muy ligado a su nueva unión con Halley Records y a los productores Joan Borràs y Ferran Casas. La huella del primero es indiscutible, pues muchas de las canciones recuerdan a Oques Grasses, grupo que también produce, tanto por el sonido como por las letras, que incluyen alguna frase en inglés, como también hacen los de Osona.
"Rosa permanent" es una apuesta arriesgada. Se echa de menos la esencia de canciones más sentidas como “La reina mora” de "Descalces", aunque se intuye una intención en “Insectes de marbre”, y habrá que ver cómo hacen empastar en directo el sonido antiguo con el nuevo. El tiempo dirá si su audiencia cambia con ellas, pues dejar lo tradicional en segundo plano y llevar el pop como bandera puede hacer que muchos se bajen del barco. También habrá que ver si los fans de siempre se quedan y acogen con los brazos abiertos a los que llegarán con el mainstream.
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