Wasteland
DiscosRiverside

Wasteland

6 / 10
Fernando Acero — 09-11-2018
Empresa — InsideOut
Género — Rock

La pérdida es un concepto que fue, es y posiblemente seguirá siendo transversal en la discografía del - ahora - trío polaco Riverside; incluso su última incursión discográfica, “Love, Fear and the Time Machine” (15) trató de mostrar una perspectiva distinta de la misma a través de su tono luminoso, depurado y optimista. Pero nunca hasta la trágica fecha del 21 de febrero de 2016 se había traducido en un concepto tan crudo y cercano. La pérdida de su guitarrista, Piotr Grudziński, supuso el punto de inflexión más profundo y doloroso de toda su trayectoria. Tras el entremés que representó el álbum complementario “Eye of the Soundscape” (16) en homenaje al fallecido, plagado de piezas electrónicas y ambientales ajenas a su producción habitual, era obligatoria la pregunta sobre su futuro. ¿Cómo asumir ese second life syndrome al que se referían en su tan célebre tema? La respuesta la tenemos en la incerteza sonora de su séptimo episodio musical, “Wasteland”.

Tristemente, y con cierta pesadumbre, toca admitir que en su conjunto “Wasteland” es un álbum que diluye la identidad del conjunto en la perfecta tormenta que representan sus propios tópicos musicales, sepultados en la desesperación por cerrar este angustioso capítulo de sus vidas. Por primera vez nos enfrentamos a un álbum que detiene la proyección ascendente de Riverside y sume a la banda en un tono obvio, predeciblemente grave y lúgubre - más allá de las introductorias “The Day After” y “Acid Rain”, cuya tesitura inusualmente sórdida y atmosférica logra despertar la sorpresa tras sus últimas trabajos en estudio.

Los supuestos referentes sonoros de partida que señalan en esta ocasión son los propios de las bandas sonoras del oeste; algo que trata de ser justificado débilmente con su propuesta visual y el sosegado acompañamiento acústico de “River Down Below”, en el que destaca la siempre virtuosa voz de Mariusz Duda, quien por otro lado no logra ser convincente en su rol de guitarrista de sesión dada la opacidad de su timbre y la limitación de sus recursos en este ámbito. Por lo general la construcción de los temas, su producción y los recursos melódicos no dejan de recordarnos a tiempos brillantes como los de “Shrine of New Generation Slaves” (13) o “Rapid Eye Movement” (10) aunque con la clara sensación de que se produce una repetición genérica de dichos patrones sin tratar de trascenderlos. Buena cuenta de ello dan los supuestos bastiones experimentales del álbum, “The Struggle for Survival” y el homónimo “Wasteland”, en los que dicho objetivo nunca llega a ser consumado.

Después de todo, lo único que queda es tratar de ser indulgente y empático y comprender la dureza de este golpe para la banda del que, por lo que demuestran las letras de este oscuro trabajo, tardarán en recuperarse. Mientras tanto, sólo nos valdrá la fe.

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