Ryan Lee West, las ideas tras las maquinitas de Rival Consoles, vuelve con “Articulation”, un EP largo (33 minutos) donde ‘música’ sus propios dibujos. Y no hace falta verlos para sentirlos. El trazo es audible. La propia “Vibrations on a string”, que abre la lata, acomete un bandazo a medio tema, un látigo de teclados, que es un rayón en el papel. De los que traspasa la hoja.
El caminar en la nueva entrega del productor británico –como acostumbra– es una constante, sin la tormenta de “Howl” (15), pero sin parones: mirada al lienzo en todo momento. Sólo se da un respiro con “Melodica”, un relajante acuario a mitad del EP. Pero la paleta no deja de abrirse, ni antes, ni después: “Forwardism”, el segundo corte, vuelve a lo geométrico, redobles, pero con solo un fondo a teclado –muy Brian Eno– sobre la base, esboza una curva. De la escuadra y el cartabón a la mano alzada, cinematográfica y oscura. Casi John Carpenter.
La publicación, pese a ser un ejercicio de estilo, el título hace referencia a las libres partituras del compositor Györgi Ligeti, es dignísima sucesora de sus anteriores conceptos, por ejemplo el de “Persona” (18), a partir de la película de Ingmar Bergman. El que ha sido adelanto del largo, “Articulation”, suma entre lo más logrado de los beats contemporáneos, esa liga de grandes de Jon Hopkins y compañía. Además lo hace con nuevos sutiles timbres (¿hindúes?) y teclados como abejorros, punzantes, junto a su ya tradicional cacharrería chisporroteante. Cierra con una espectacular “Sudden awareness of now”, entre meditacional e industrial. West vuelve a mostrar el camino, al menos el suyo: idea, brevedad e ingenio. Una fórmula que le sitúa, estreno tras estreno, entre lo más interesante de la electrónica a medio camino entre el bucle mental y la pista de baile. Que no deje los pinceles.
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