Cada vez es más difícil encontrar una canción en el Spotify de Jon Hopkins. Una canción. Tres minutos, cuatro. El tipo lo está llenando de mantras. Y no deberíamos tener nada en contra de ello: demostradisimo el poder terapéutico de la meditación. El productor te evita así pasar por los aburridos cuencos tibetanos de la mayoría de plataformas de streaming cuando buscas “música para meditar”. Pero este “Ritual”, pese al valor que tiene simplemente por alejarse de la electrónica puramente comercial, festiva, está carente de gracia. Los bucles, los paisajes etéreos, incluso la orfebrería tribal del final, está maltratada en el estudio: todo plano y sin espacios.
Tiene algo valioso –claro– que la experiencia no pueda escucharse por fascículos. Es una larguísima canción embutida en un EP de cuarenta minutos. Una canción que camina hacia la épica, hacia la catarsis, que arroja algo más de luz. Pero que no por durar más de media hora es más mágica con los ojos cerrados que “Ascending”, “Dawn Sky” o “Sit Around The Fire”, las dos más místicas y misteriosas de esta etapa de ayahuasca en la que se encuentra el músico.
“Ritual” es lo contrario a “Music For Psychedelic Therapy” (21), plagada de cortes, uno de cada padre y cada madre, y que también servían como micro-mantras; aunque más amables y asumibles. En el nuevo largo la experiencia pretende ser más inmersiva, un “flotarium”, estar bajo el agua mucho más tiempo. Es droga sin cortar que, para el que no haya practicado antes el arte de trascender, puede acabar en mal viaje. Los drones bruscos de esa sexta parte (“solar goddess return”), firmada junto a Vylana o 7RAYS son de impacto. En los primeros temas se activa algo de luz, teclados que crecen, espacios oceánicos que hacen más amable esta vertiente espiritual que ya es su encomienda principal desde el lejano “Singularity” (18).
Las voces de sirena ayudan a crear una atmósfera al principio, pero enseguida acaba el ambient para todos los públicos; el artista deja poco margen para que quien quiera salga corriendo. No dudo que haya quien pueda iluminarse con “Rituals”. Pero teniendo experiencias tan cercanas y accesibles como el renacentista “Convocations” (21) de Sufjan Stevens… No sé yo. Nada se asemeja a la magia, efectividad, lo raro y lo divino, del “Secret Life” (23) de Fred Again.. y Brian Eno. Precisamente con Eno trabajó de lo lindo el británico allá por el 2004. Dos décadas después, tienen ideas muy diferentes de las músicas y las terapias autogénicas, de cómo llegar a un estado de relajación y presente total. Yeray S. Iborra
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