Darren Cunningham aspira a todo. También a completar un álbum que en sus propias palabras habla del miedo, la pérdida, la muerte, la espiritualidad, el pecado, el arrepentimiento (la portada representa a un penitente) y la magia en un contexto de música instrumental más bien abstracta, y lo sorprendente es que en buena medida lo consigue. Actress es un verso libre en el panorama británico actual, como Zomby, Shackleton y Burial, póquer de ases que marca el rumbo en el barco de la electrónica contemporánea sin mezclarse con el pasaje. Allá donde los bajos gordos son legión, Cunningham apuesta por los ambientes y un sonido minimalista; cuando el cuatro por cuatro criminal es pan nuestro de cada día, el productor británico se marca una hora de música en la que el ritmo más que escucharse se adivina, en una experiencia que, efectivamente, tiene un algo místico -no en vano se refiere al “Réquiem” de Fauré como una influencia poderosa-. Sonidos que como los de Drexciya o Aphex Twin en el pasado -otros dos referentes válidos para acercarnos a “R.I.P”- destacan por su capacidad evocadora.
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