Si escuchamos el segundo disco de Rigoberta Bandini pensando en encontrarnos temazos tipo “Too Many Drugs”, “In Spain We Call It Soledad”, “Ay Mamá”, “Perra” o “Julio Iglesias” (su mejor canción para quien esto escribe), nos vamos a decepcionar. En ese sentido, los singles están muy bien escogidos, porque “Si muriera mañana”, “Pamela Anderson”, “KAIMAN” y “Busco un centro de gravedad permanente” son lo más parecido a esa colección de hits... pero (exceptuando el fantástico último single) algunos escalones por debajo.
No es del todo una mala noticia, porque “Jesucrista Superstar” contiene alguna de las mejores composiciones de la catalana; la cosa es que están alejadas de esos bops, acercándose a temas menos conocidos de ella como “A todos mis amantes” o “Fiesta”. Una vez cambias el chip, no queda otra que rendirse ante “Los milagros nunca ocurren al salir de un after”, “Canciones alegres para días tristes :):” con Luz Casal, “Abraxas” o la mencionada “Busco un centro de gravedad permanente”. Tampoco están nada mal la karinesca “Brindis!!!”, “Aprenderás” con Carmen Lancho o “C.X.T (Club Xavalas Tristes)”, y son también destacables “JAJAJA” y “La pulga en el sofá”, aunque dejan la sensación de experimentos que podrían haberse aprovechado mejor.
Pero marcarse veintidós canciones (por mucho que sea disco doble, a nivel conceptual funciona como uno solo) es algo arriesgado, claro. Hay muchos cortes parecidos, hay algunos con una conseguida melodía o alguna idea bastante buena pero que flojean ya sea en la letra o al darle forma (“Enamorados”, “Simpática pero problemática”, “VuelaaAAaa”, “Soy mayor”, “Mi niña”) y otros que directamente podrían haberse quedado en bonus tracks: “Todas tienen ganas de jaleo” (desaprovechada colaboración con Juliana Gattas de Miranda!), “Amore Amore Amore”, “Spaghettis al sol” y “Cada día de la semana”, sin duda los más flojos del conjunto.
De sacar un disco que era más una colección de hits previos (“La Emperatriz”), Rigoberta se ha ido un poco al otro extremo, a hacer algo tremendamente ambicioso desde su mismo título. Y al final el resultado es algo intermedio: no, esto no es algo equivalente a “Jesucristo Superstar”, pero sí es un disco con entidad propia, con buenas canciones y con tropiezos, y nos hace respirar aliviados a quienes, en los últimos años, las únicas canciones a la altura que le encontrábamos eran dos feats (“Contradicción” con Love Of Lesbian y “La Niña Bonita” con Pipiolas). “Jesucrista Superstar” confirma que el talento de Rigoberta sigue ahí y, sí, confirma que es una intensa publicando todo esto así, pero, ¿acaso su caos creativo no es uno de los motivos por los que nos conquistó?
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