A muchos nos apasiona el techno porque consideramos que es el estilo musical más vivo, mutante, imprevisible y maleable. También muchos, de estos technófilos declarados y militantes, respetamos a Richie Hawtin -en sus más diversos akas- por razones obvias, hartamente conocidas. Pero lo cierto es que desde aquel 'Closer' (2003), el mismo que se parapeta tras Plastikman para sacar su vertiente más experimental y avant a pasear, no había publicado nada lo suficientemente bueno como para estar a la altura de sí mismo, ímproba tarea en cualquier caso. Por eso no es casualidad que ahora, precisamente cuando su sello Plus 8 cumple 25 años, nos encontremos de sopetón con este 'From my mind to yours' entre las orejas. Se le agotaba el tiempo, incluso para los más leales talibanes de la "cosa hawtiniana", al mito flequillero del techno -ahora convertido en un hombre de negocios millonarísimo y todopoderoso- y, ejem, ¿incapaz de volver a hacernos flipar a través de su propia música? Con la emoción de presenciar un nuevo milagro, del autor de maravillas como 'Spastik', 'The Tunnel', 'Decks, EFX & 909' o 'Musik', nos enfrentamos a un álbum, que luego resulta ser una especie de recopilata, en el que hay 15 temas -¿nuevos, o lo que son es inéditos? que, para más inri, viene firmados por algunos de sus más diversos alias, caso de Robotman, Childsplay, Circuit Breaker, 80xx, R.H.X y, mi favorito, FUSE. Sorprendentemente, desde su mente a la nuestra, llega una colección de temas de techno viejoven. Jode, pero así es.
Durante dos horas todo suena a anterior, a lugares comunes, a bailado y leído, atufa a naftalina noventera. Estos temas -todos- podrían tener 20 años o más, haber estado perdidos en el disco duro de un Mac y nadie notaría ahora la diferencia. De hecho la mejor noticia es que así fuese, que solo se tratara de material recuperado y oportunamente refrescado. Al grano, estamos ante el 4/4 de Hawtin de siempre. Magistralmente simple y redoblista; ácido, férreo, tecnológico y minimalero. Y que nadie se equivoque, se trata -en su gran mayoría- de temas dignos, incluso notables, que nos dibujan una media sonrisa al evocarnos muchas cosas ya casi, y necesariamente, olvidadas. Pero han pasado más de dos décadas, desde que todo aquello cambió la historia musical para siempre jamás, y ahora todos queremos más. Necesitamos que un genio absoluto como Hawtin sake lo mejor de su mente privilegiada, mire para adelante y no se convierta en un mero interprete, a la baja, de sí mismo. Intentar recuperar el trono mundial del techno en este 2015 con este piscolabis de "más de lo mismo" es un insulto a la inteligencia de todos los technócratas del planeta. A éste hay que exigirle el cielo, solo él nos lo puede dar sin tener que tomarlo al asalto.
No se trata de un feliz regreso al futuro, es más bien un salto al vacío sobre lo caduco. ¿Nostalgia mal entendida o, lo que es peor, flagrante y visible ausencia de nuevas ideas? Por favor, volvamos todos a imaginar el futuro del techno ahí, precisamente, en ese lar fascinante, subversivo y emocional en el que debe de habitar para siempre: el mañana.
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