The Ruby Cord

Richard Dawson es, obviamente, un talento diferente, de esos que escapan a cualquier calificación tradicional y que no pueden encorsetarse entre parámetros lógicos. La última ocurrencia del británico ha quedado materializada –entre la genialidad y la excentricidad– en dos partes diferenciadas que suman casi hora y media de duración, amparadas ambas por estructuras poco habituales (menos aún en estos tiempos de consumo rápido de usar y tirar) y que, por descontado, marcan las sombrías consecuencias del álbum en cuestión.

‘The Ruby Cord’ se abre con “The Hermit”, una primera pieza de cuarenta minutos que alberga en sí misma varias canciones, alternando algo de free-jazz con ese folk quejicoso trabajado con soltura por el músico. El segundo tramo de la obra se compone de otros seis cortes que, de algún modo, invitan a entender las historias que contienen de manera individual, esquivando premeditadamente cualquier orden y la posibilidad de formar parte de un global. El resultado apunta, como no podía ser de otra manera, al cajón de sastre, alternando momentos de gran lucidez con rarezas de más compleja comprensión y digestión. Juntas configuran el perfil buscado con alevosía por Dawson, ese anárquico y desesperanzado de cara al futuro. Una secuencia guiada por la voz aguda alejada de cualquier virtuosísimo del autor, y que en su empeño incluye canciones como “Thicker Than Water” (la mejor del lote), “Museum”, “The Trip Of An Arrow” o la final “Horse And Rider”.

En la práctica, ‘The Ruby Cord’ se manifiesta como una anomalía dentro de la escena y, si bien alberga el principal interés en sus propias peculiaridades y paranoias narrativas, también puede llegar a resultar incómodo en alguno de sus pasajes. En uno u otro caso, es un elepé pensado para degustar con calma e incluso meritoria paciencia, que confirma la simpar inspiración latente en Richard Dawson tras certificar las sensaciones propiciadas por entregas previas como ‘Peasant’ (Domino, 17), ‘2020’ (Domino, 19) o ‘Henki’ (Domino, 21).

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