No son pocos los artistas que, en los últimos años, han optado por revisar su propio catálogo en base a una u otra excusa, hasta presentar temario con apariencia más o menos alejada de la original. Una faena a la que, entre otros y no hace demasiado, se han apuntado Echo & The Bunnymen, David Byrne, Elvis Costello e incluso Paul Weller, que acaba de anunciar un álbum en el que rearmará clásicos de toda su trayectoria junto a la Orquesta Sinfónica de la BBC. Una maniobra siempre arriesgada, que tan pronto puede venir motivada por una incontinencia creativa de acertadas consecuencias como, en el extremo opuesto, evidenciar el intento desesperado (y poco disimulado) del músico en cuestión –ése en horas bajas– por reverdecer laureles datados en épocas mejores.
Richard Aschcroft fue uno de los frontman más magnéticos del Britpop tras liderar con orgullo a The Verve, grupo que tuvo a bien disolver tras ‘Urban Hymns’ (Virgin, 97), su tercer y más exitoso álbum, para iniciar una carrera en solitario que comenzaba pintando bien gracias al notable ‘Alone With Everybody’ (Virgin, 00). Sin embargo, el periplo del inglés comenzó a torcerse poco después, entrando en una senda plagada de bandazos que fue dejando algún destello de ese talento antes sobradamente probado, incluyendo la fugaz resurrección de The Verve con el por momentos aprovechable ‘Forth’ (Megaforce, 08). Sea como fuere, la posición de Ashcroft ha sido cada vez más cuestionada en base a discos insustanciales como ‘United Nations Of Sound’ (Razor & Tie, 10), ‘These People’ (Harvest, 16) y ‘Natural Rebel’ (BMG, 18), generando una sospecha –esa que apunta a la ausencia de chispa e inspiración– que parece confirmarse con el presente lanzamiento. Bautizado con poca modestia como ‘Acoustic Hymns Vol. 1’ (BMG, 21) (¿debemos esperar desde ya una continuación?), lo cierto es que el vocalista tira de repertorio clásico para recordarnos que, efectivamente, hubo un momento en el que fue capaz de escribir grandes canciones y, sí, también algún que otro himno. Unas y otras conforman la docena perpetrada en este producto que, desde luego, no es del todo ese disco acústico que se promete desde el título en cuestión.
Sucede que las guitarras eléctricas han sido sustituidas por las acústicas, pero la banda competa resuena en primer plano junto a la propia voz de Ashcroft y ese gusto redomado por arreglos orquestales y todo tipo de adornos, ya presentes en las versiones originales y ahora espoleados con aún menos pudor. La cuestión sería, por tanto, dilucidar si este lanzamiento aporta algo inédito que proporcione al producto cierto sentido en firme. Porque ‘Acoustic Hymns Vol. 1’ es, sencilla y llanamente, un recopilatorio que vira en torno a las canciones escritas por su autor, ligerísimamente modificadas y en ningún caso mejoradas con respecto a las piezas ya conocidas. De toda la obra de The Verve, el de Lancashire solo rescata temas de ‘Urban Hymns’ (Virgin, 97), con una (generosa) representación que obvia los dos primeros discos del grupo –aquellos fantásticos ‘A Storm In Heaven’ (Virgin, 93) y ‘A Northern Soul’ (Virgin, 95), más brumosos y de paso menos comerciales–. Así aparecen piezas como “Sonnet”, “Lucky Man”, “The Drugs Don't Work” y “Weeping Willow”, que apenas difieren de las que vieron la luz en 1997, además de una “Bittersweet Symphony” algo ralentizada. Junto a ellas, un picoteo de entre toda la carrera en solitario de Ashcroft, que incluye dianas como “Alone With Everybody”, “This Thing Called Life” o una “C'mon People (We're Making It Now)” que, con la colaboración en primer plano de otro mito noventero como Liam Gallagher, resulta de largo lo más interesante del lote.
‘Acoustic Hymns Vol. 1’es una retrospectiva con mayoría de canciones espléndidas, prensadas en torno a supuestas nuevas lecturas que en realidad no lo son tanto... o directamente no lo son, en lo que parece el intento desesperado, pretencioso e incluso algo patético de Richard Ashcroft por reclamar aquel trono que un día tuvo cerca. Aunque sea difícil no rememorar buena parte de las piezas aquí colocadas con encantadora nostalgia, también es complicado entender y defender el invento en cuestión. ‘Acoustic Hymns Vol. 1’ es una referencia incapaz de aportar emociones adicionales con respecto a las que generaron esas canciones en su momento. Y es que seguramente hubiese sido más honesto entregarlo como compilado al uso que prescindiese de eufemismos, evitando así una treta cuestionable que señala con rubor la actual falta de ideas por parte del otrora admirado y carismático autor.
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