“Si puedo hacer cualquier cosa cercana a Frank Ocean, entonces ya está”, decía Alexander O’Connor en los inicios de su carrera hace tres años. La verdad es que O’Connor, conocido artísticamente como Rex Orange County, no es Frank Ocean, para qué nos vamos a engañar, pero a sus veintiún años no deja de quemar etapas a un ritmo vertiginoso –entre ellas haber acompañado al mismito Ocean en gira y sobre todo haber aparecido en dos temas de “Flower Boy” de Tyler The Creator, lo que le llevó de quinientos seguidores en Soundcloud a la fama mundial–. “Pony” supone una nueva etapa, que el artista supera de forma notable, mezclando todo tipo de influencias, sobre todo de la música negra, para redondear diferentes cortes de neo-soul y pop colorido, al tiempo que transmite un abanico muy preciso de emociones.
Rex Orange ya lleva unos años siendo uno de los líderes de esta nueva ola de músicos nacidos a finales de los noventa con un estilo y estética muy ligada a la cultura de Internet, como pueden ser Gus Dapperton, Clairo o Boy Pablo, auto-producidos y metidos en el bedroom pop. Pero Rex Orange County se sitúa en una tierra de nadie en la que le influyen por igual Mac DeMarco que Stevie Wonder o Queen, compartiendo un mensaje e inspirando a sus fans de forma similar a la de Brockhampton, haciendo una interpretación del soul o r&b no muy lejana a la de Steve Lacy o el propio Tyler The Creator.
El sonido de “Pony” es más desnudo, menos de big band, pero más heterogéneo y capaz de arriesgar sin perder la tan personal esencia de Rex Orange County. Así, O’Connor tan pronto suena totalmente popero en “Never Had The Balls” como mete un beat disco en la sorprendente “It Gets Better”, mezcla melodías de jazz en la emotiva “Always” o “Laser Lights”, o ataca el r’n’b desde dos perspectivas igualmente acertadas, la más calmada y nocturna en “Pluto Projector” y la más pop y animada en “Face To Face”.
También debemos apuntar que “Pony” suena un poco más infantil que nunca, ideal para ser la banda sonora de una película de Pixar, especialmente la balada a piano “Every Way” –algo que no sorprende, puesto que hace más de un año hizo una versión del “You’ve Got A Friend In Me” de “Toy Story” con el propio Randy Newman–. Pero, en lo lírico, O’Connor demuestra tener una madurez que muy pocos tienen a su edad. En “Pony” hace un gran esfuerzo de sinceridad y autocrítica personal, mezclando momentos oscuros con alegres colores. Porque, pese al gran momento por el que pasa, todo artista tiene sus dudas, miedos y angustias. “I had a year that nearly sent me off the edge, feel like a five, I can't pretend, But if I get my shit together this year, Maybe I'll be a ten”. Así lo resume en el vibrante single “10/10”, uno de los mejores cortes del disco. Se ha encontrado perdido, bloqueado y le ha costado adaptarse a su nueva vida, pero la sensación final de “Pony” no es de tristeza, sino de un chaval que se está conociendo emocionalmente, aprendiendo cómo funciona la vida, mientras nos lo narra en diez canciones que nos dejan con buen sabor de boca.
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