De acuerdo en que él no era ese renovador que todos creímos con “New Forms”, un disco que venía a cambiar para siempre el género y se ha quedado en anécdota incluso dentro de la producción del bristoliano.
Pero a Roni Size hay que reconocerle, cuanto menos, su constancia en un tiempo en que los grandes del jungle han replegado velas o han puesto rumbo hacia otra parte. Él, al contrario, propone un back to the roots con un disco que ya desde el título homenajea al sello V Recordings, uno de los puntales del hardcore roto que llegó de las islas. Dentro, lo que nos vamos a encontrar es una nueva y acelerada ración de drum’n’bass marca de la casa, por la que van pasando algunos de los nombres que conforman el underground de la música negra de hoy día: desde la house diva Jocelyn Brown, a voces que provienen del reggae (Sweetie Irie), el soul (Viktor Dupaix, Blaze) o el hip hop (el divino y omnipresente Rahzel). Disminuye el peso de la rima presente en anteriores trabajos, en beneficio de una mayor musicalidad y mayores matices que se cuelan entre la oscuridad de siempre. No pasará a la historia por este disco, pero es la ración de drummy que algunos esperaban.
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