En este mundo existen dimensiones paralelas que, lo tengo claro, acaban encontrándose en algún punto de fuga. A Retro Stefson y a mí nos ha llevado unos seis años chocarnos. Ellos giraban y grababan sin que les conociésemos, algunos de nosotros clamábamos por una banda que combinase pop y electrónica hedonista –de un modo distinto, petardo y con clase al mismo tiempo, moderno y noventero a un tiempo. Y ahí están Retro Stefson. Por suerte, el destino nos ha llevado a descubrir su tercer disco, primero internacional, y ya tenemos a un nombre a seguir de cerca. Si ninguno de los conceptos anteriores les ha dado miedo, claro está. Porque este númerosa banda islandesa combina una perspectiva discotequera pelín guilty pleasure con unas canciones que enganchan y se disfrutan con cero esfuerzos. “Retro Stefson” no es un discazo, tampoco es eso, pero les aseguro que podría escuchar “Glow”y “Qween” veinte veces seguidas sin aburrirme. De hecho, llevo toda la tarde haciéndolo.
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