Olvídense de modas, poses, florituras y demás tonterías. Lamb Of God regresan como siempre, como cinco metalheads de la América profunda despojados de toda parafernalia y con la única intención de facturar otro disco de metal pesado y sin adulterar directo a la yugular. Lo corrobora la apertura matadora de “Straight For The Sun”, un medio tiempo de alto tonelaje que te hace saltar de la silla y te sitúa en el estado mental necesario para encajar el verdadero asalto: “Desolation” y “Ghost Walking” irrumpen voraces y ganan con las escuchas, mientras que “Guilty” aumenta las revoluciones y reescribe lo que antaño habría motivado mil comparaciones con Pantera. Es innegable la influencia de los de Phil Anselmo en Lamb Of God, como en otras tantas bandas de metal, pero los de Virginia han sabido desarrollar un estilo propio que ha ganado en detalles y que dilata y reformula estructuras y riffs mil veces escuchados. El doble bombo y las guitarras a la Slayer de “Undertow” ordenan desnucarse haciendo headbanging; Randy Blythe vuelve a demostrar, como en su anterior “Wrath”, que todo ello es compatible con entonar y vocalizar dentro del espectro gutural; “Invictus” constituye la mejor declaración de intenciones; y el cierre con “King Me”, más de seis minutos con acústicas, estrofas recitadas y estribillos con coros limpios y sintetizadores, aporta uno de esos momentos distintivos y frescos marca de la casa. El remache perfecto para otro amasijo de metal denso y arrollador.
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