A fecha de hoy, conocíamos hasta a tres Residentes. El que se entregaba a lo emocional, cuyo máximo exponente era esa revisión de su biografía fantástica y pandémica, “René” (la recupera para cerrar el álbum; con acierto). Después estaba el que más se arrimaba a su pasado con Calle 13, el que buscaba la rima y el estribillo. El ritmo. Y para acabar, el rapero más vitaminado, gástrico, tan inspirado en lo político (el de “Latinoamérica”, en 2010) o tan cansino cuando se emperraba en ver quién era el más machito: “BZRP Music Sessions Vol. 49” (22).
Ahora hay un cuarto. Uno que no necesita irse por todo el mundo para entender sus raíces (ya le ha dado el puertoriqueño unas cuantas vueltas al globo), como en su anterior “Residente” (17). Y que tampoco necesita, por tanto, mucho artificio para mezclar cualquier son, harmonía o base con el primer trío de Residentes descritos. ¿Un buen ejemplo? El rey del garito italoamericano “Yo no sé pero sé” junto a SFDK. Punto y aparte, la sebastián-yatrera junto a Christian Nodal, “Pólvora de ayer”, canción de cantina en el corazón del disco por la que se puede llegar a dudar si eran necesarios veintitrés temas. Se aprecia la riqueza que aportan Nino Freestyle, WOS, Busta Rhymes e incluso Rauw Alejandro (un tema pop comercial que avasalla). Pero sobre todo la piel ultra emocional de “313”, “El encuentro” o “Que fluya”.
Como pasa últimamente con Residente, hay un choque obtuso entre la testosterona –no dudo de que le funcione bien en directo y que, además, sea en parte irrenunciable, imposible ya de deconstruir– y esa dulzura y fragilidad tan valientes. Esa contradicción es el Residente actual. “Las letras ya no importan” es un disco donde por primera vez importan tanto el otro, lo otro (un diálogo sutil, transversal, con la tecnología) como el propio René. Golpea más cuando gana el último.
En esa tensión vive, por citar un tema, "Bajo los escombros". En esa idea poco clara en la que está ubicado un rapero que fue muy rapero. Que lloró para encontrarse. Que le sigue picando la lengua ante la injusticia y lo social. Y del que, por mucho que construya alrededor, siempre, lo más importante son las letras.
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