Goat dicen ser una comuna de Korpilombolo, una pequeña comunidad de Suecia. Más allá de eso no se conoce quiénes son los músicos tras las máscaras y las túnicas de raíces africanas que llenan de misticismo el escenario (como sus dos apariciones en Primavera Sound 2013 y 2016). Con ese halo de misterio y espiritualidad que les envuelve, la comuna sueca sigue cultivando su imaginario de ritos paganos, magia negra y voodoo en su tercer álbum. Esta vez Goat amplían sus tonalidades sonoras, pasando de la psicodelia al fuzz rock, la world music o unas mayores dosis de folk que en sus anteriores obras.
Sin perder de vista la marcada psicodelia de su anterior “Commune”, Goat se atreven a experimentar con nuevas paletas que nos trasportan alrrededor del globo y del tiempo. Así nos encontramos con temas que recuerdan al acid rock de los sesenta como “Alarms”, Influencias orientales en “Psychedelic Lover” y una vocación más experimental que encumbra “Union Of Mind And Soul” con flautas de pan andinas. Aunque “Requiem” suene a final, se siente como un renacimiento y una verdadera explosión de color.
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