Rels B demuestra con cada uno de sus nuevos trabajos que si hay un artista a día de hoy en España incapaz de firmar un mal tema, es él. ‘La Isla LP’ no viene precedido por grandes campañas de comunicación ni por estrategias de marketing revolucionarias. Al contrario, el mallorquín suele preferir que su música hable por él. Su anterior álbum, ‘Happy Birthday Flakko’ vio la luz de repente la noche de su 26 cumpleaños, en éste, apenas un par de publicaciones en redes sociales anunciando el trabajo y presentando el tracklist han sido suficientes para conseguir varios Números 1 y innumerables Top5 en España y Latinoamérica.
Rels B hace lo que se viene llamando música comercial, pero no porque se pliegue a ningún canon previamente establecido, sino porque su música -así de simple- vende mucho y se escucha mucho. Y con razón, porque es muy buena. En ‘La Isla LP’, Rels B sigue apostando por su estilo característico muy cercano al R&B, pero en esta ocasión lo arrima mucho a los sonidos latinos y a lo afro. Después de ser el único artista español (y quizá en español) al que le sienta bien el toque anglosajón, ahora toma la situación de Mallorca como paraíso y prisión, para dotar a todo este trabajo de una vocación tropical.
‘La Isla LP’ es un álbum también más maduro (o quizá solo diferente) en lo lírico. Mientras que en otros trabajos, el mallorquín se inclinaba más hacia canciones que retrataban el filtreo y el amor de nuevo cuño, en ‘La Isla’ es capaz de, con el mismo éxito, tener una mirada más larga y retratar situaciones más complicadas de manera variada. Dos ejemplos: Mientras que en ‘Lágrimas de Cocodrilo’ articula un hit (también en lo sonoro) a través de la imagen de las lágrimas fáciles de soltar y vacías de significado, en ‘La Última Canción’, en cambio, parece mostrarse más introspectivo y abierto a narrar historias en primera persona. Una introspección que también se ve en ‘Libre Sin Dinero’ o ‘La Prisión’. Sin embargo, claro, no es una introspección pesimista o triste: Rels B no cae en la trampa de la tendencia emotional tan habitual a día de hoy. Y yo, personalmente, se lo agradezco. Como también le agradezco la colaboración con Kaydy Cain, demostrando que se las similitudes pesan más que las diferencias a la hora de estrechar lazos musicales entre artistas tan diferentes aparentemente en vocación.
La conversación nunca está en el personaje Rels B. Afortunadamente no sabemos nada de su vida personal ni ha tenido que pasar por el aro de la exposición de su persona como Daniel Heredia. Esto quizá le resta trascendencia en el imaginario popular pero, a cambio, la gana en repercusión en lo estrictamente musical, que es por lo que muchos estamos aquí.
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