Aún recuerdo mi primer contacto con Judas Priest. Ya escuchaba Metallica y Iron Maiden desde hacía algún tiempo pero fue darle al play a “Painkiller” y, sencillamente, alucinar. Vale, tenía solo once años, pero creo que me hubiera ocurrido algo parecido hoy en día. La anécdota viene a colación porque tras escuchar una y otra vez la nueva entrega de los británicos, he revivido algo de esa sensación. No porque "Redeemer Of Souls" sea un disco similar a aquél, sino porque estamos, simplemente, ante su mejor entrega desde entonces. Su nuevo material suena clásico, metálico en el sentido genuino de la palabra y cien por cien Judas Priest. Olvídense de intentos de puesta al día mal formulados o de experimentos como el doble y excesivo “Nostradamus”.
Olvídense, también, de engañosas giras fantasma de despedida. Glenn Tipton y compañía se redimen con su mejor versión, con esas inconfundibles melodías, esas guitarras dobladas y la tocada pero aún inimitable voz de Halford. Un disco auto-homenaje, con ecos de "Stained Class” y de su segunda etapa dorada de los ochenta, pero que supera la nostalgia gratuita con canciones redondas y efectivas como “Down In Flames”, el tema título o la pegadiza "March Of The Damned”.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.