Tanta actividad ha dejado maltrecha a la gran musa del country. En un par de años ha lanzado su propia caja recopilatoria, un disco en directo, ha colaborado activamente en el sentido homenaje a Gram Parsons, se involucró en dos proyectos con Linda Rondstadt (todavía estamos babeando con “Oh My Sweet Carolina”) o ese inenarrable dueto con Ryan Adams en el espléndido debut de aquel. Ahora, unos meses después, publica una docena de canciones firmadas de su puño y letra.
Pretendiendo adaptar su añejo country tradicional a los nuevos tiempos, ha introducido bases electrónicas programadas en parte de sus piezas, algo que ya suscitara polémica con The Jayhawks en “Smile”, por mucho que el resultado fuese satisfactorio. Pero el problema no radica ahí. Ella sigue manteniendo en forma su privilegiada voz, conoce todos los pormenores de un estilo musical que ha vuelto a la actualidad en los últimos tiempos, forma duetos vocales que nadie podría siquiera igualar (aquí los encontramos junto a Patti Scialfa –con Springsteen en los coros- y con Dave Mathews), aunque en esta ocasión la orientación no ha sido la correcta. Medios tiempos insulsos, temas demasiado cercanos al pop para grandes almacenes y otros despropósitos que únicamente nos hacen pensar en no volverla a escuchar en estas condiciones. Yo, de momento, mejor rescato “Portraits” para mitigar tan enorme decepción.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.