Recuerdos de Puzzles y Dragones

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Recuerdos de Puzzles y Dragones


8 / 10

Fran González — 13-03-2023
Empresa — El Genio Equivocado
Género — Indie pop

Sabemos que por muy tentador que sea, no debemos caer en los falsos torbellinos emocionales de una festividad tan impostada, artificial y capitalista como es el día de San Valentín, pero al margen del contexto calendárico en el que nos movemos, es imposible no dejarse llevar por el dulce aroma emanado del nuevo trabajo de Puzzles y Dragones, con el que incluso aquellos portadores de los corazones más fríos y gélidos del lugar notarán dentro de sí un particular deshielo al entrar en contacto con esas acogedoras melodías que este singular cuarteto de Madrid nos ha hecho llegar de la nada.

Para enamorarnos de verdad, da la sensación de que debemos huir del hoy, tal y como humildemente parecen destilar los parámetros nostálgicos y taciturnos que encontramos en “Recuerdos de Puzzles y Dragones” (El Genio Equivocado, 23). Más de cinco años después de su debut, Carlos, Dani, Mark y Miguel renuevan su particular repertorio con una nueva muestra de ese background referencial que conquistará a las mentes más trasnochadas y a los corazones más tocados, pues desde la brillante “Ruben y Andrea” tendremos claro que este disco es de los que duelen (pero sarna con gusto, no pica). Una ristra de once canciones hermanadas por ese sonido que queda a medio camino entre The Pastels y La Buena Vida (un poco de aquí, otro poquito de allí), certificando que hay referentes que nunca expiran ni mejores recursos que los de toda la vida para expresar un sentimiento. El cuarteto no enmascara sus memorias con metáforas ni sus dolores con sonrisas; abrazan el pesar y la pena, y tratan de sanarse buenamente echando mano de una narrativa que reflexiona sobre los diferentes estadios de una ruptura (“El Vacío Que No Se Puede Llenar”) y de esa quemazón interna que infringe la pérdida y qye nos abrasa hasta el punto de creer que todo se ha acabado (“Te dejo marchar, cómo explicar / contigo se irá mi felicidad”, cantan en “El Final de mi Felicidad”).

De la mano de su corte estético “fanzinesco”, viajar en el tiempo a través de las páginas musicalizadas de este “Recuerdos de Puzzles y Dragones” no nos será difícil en absoluto, ya bien sea para pasear entre fogonazos de slowcore y shoegaeze oscuro (“Abismos y Sombras”), pop luminoso y jangle naíf (“La Distancia Está Cerca”) o calidez cruda a lo Gordon Gano (“La Advertencia”). Son precisamente esos ingredientes, totalmente aislados de modas y que rascan en el imaginario de esa generación que vivió los 90 con conciencia de causa, donde el corte autobiográfico del álbum se convierte en compartido y colectivo. Además de esa falsa confianza que se genera entre sus artífices y el oyente (pues no hay nada que una más que un corazón roto), también hay planos que conectan el LP con un presente que revela cierta nieve en el tejado, como esas referencias a la reconexión cibernética más boomer (“Facebook”) o a la preocupación por envejecer (“pronto seremos también tú y yo, gente mayor”, cantan en “Gente Mayor”).

Cerrando una trilogía que empezó en 2013 con el EP “Somos Puzzles y Dragones”, y que siguió en 2017 con “Vuelven Puzzles y Dragones”, el cuarteto firma ahora el que tal vez sea su mejor trabajo hasta la fecha, logrando muy probablemente ese cometido con el que partieron hace ya una década: crear la canción de pop perfecta.

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