“¿Tú dejarías Sonic Youth?” le pregunto a Joan S. Luna. “Depende de lo que pintara”, me contesta. Efectivamente, sólo alguien tan artísticamente ambicioso como Jim O’Rourke abandonaría una banda tan creativa como Sonic Youth. ¿Ha cambiado algo en Sonic Youth tras la marcha de O'Rourke? ¿Es posible que el de Chicago estuviera frenando la búsqueda de estructuras más sencillas, más centradas en la melodía?
Eso es lo que parece al escuchar una y otra vez este “RatherRipped”, un disco repleto de ganchos melódicos (el primer single, “Incinerate”, es de efecto inmediato), de canciones breves, de frases lanzadas al trote (apenas pasan seis segundos desde el inicio del disco hasta que Kim Gordon empieza a cantar en “Reena”) y dejes psicodélicos (la guitarra que persigue la voz de Kim en “What A Waste”).
Tan sólo Lee Ranaldo parece querer volver a los acoples en “Rats”, tan sólo “Turquoise Boy” contiene uno de aquellos pasajes en que Thurston rasga su guitarra mientras la eleva en el aire, tan sólo “Pink Steam” se construye pieza a pieza con uno de sus típicos inicios progresivos; quien busque experimentación que hurgue en “SYR6: Koncertas Stan Brakhage Prisiminimui” (SYR, 05).
Previendo la reacción de la prensa, el disco acaba con “Or”, una letanía de preguntas tópicas sobre su carrera. Evítalas si quieres una buena entrevista.
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