Disco adulto, hecho por músicos veteranos (alguno como el productor y guitarrista T-Bone Burnett incluso legendario) curtidos en mil batallas musicales y dirigido a ese exquisito círculo de público maduro que en su día disfrutó de Led Zeppelin, pero también de los numerosos autores a los que se rinde homenaje a través de las versiones calmadas, intensas y plenas de savoir faire que recoge el álbum.
Artistas como Sam Philips, Gene Clark, Everly Brothers Townes Van Zandt e incluso Tom Waits (no en vano el guitarrista favorito de Waits y Elvis Costello, Marc Ribot, también participa en el disco) son revisitados, junto a otros más desconocidos por el gran público, logrando una colección de trece canciones grabadas con una simpleza pasmosa que alcanza un sonido limpio, puro, cristalino casi perfecto al que hay que sumar la delicadeza de las voces perfectamente empastadas de Alison Krauss y Robert Plant, un a priori inverosímil dúo que, desde hoy, pasa a engrosar la larga lista de duetos masculino-femeninos de la música tradicional, aunque eso sí, situándose en lo más alto.
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