Paradoja
DiscosRafael Berrio

Paradoja

7 / 10
Luis J. Menéndez — 17-08-2015
Empresa — Warner Music Spain
Género — Canción

¿Ha alimentado Rafael Berrio su malditismo o es el donostiarra objeto de culto a su pesar, como tantos otros músicos que sobreviven desde los márgenes? Para responder a esa pregunta habría que atender a algo más que a una dilatada y peculiar carrera artística, cuatro décadas en la brecha vinculado a diferentes formaciones y nombres ilustres de la escena de San Sebastián, hasta que la publicación en 2010 de su primer disco en solitario -“1971”- dispara las alarmas entre los connoiseurs de este país. Un disco que, para más inri, se convierte rápidamente en inencontrable pieza de coleccionismo a pesar (o precisamente por ello) de haber sido publicado por una multi. Tres años más tarde ”Diarios” se convierte en un ejercicio de continuismo, en buena parte porque se mantiene la sociedad con Joserra Semperena, responsable de los majestuosos arreglos orquestales de ambos trabajos. Y así llegamos a esta “Paradoja”, en la que inevitablemente se impone el cambio de tercio y Berrio retoma el formato rock clásico. A priori un salto con red, que nos retrotrae a aquel único disco que firmó al frente de Amor A Traición a mediados de los 90, con un acabado, eso sí, más espartano y cercano a la ortodoxia “loureediana” tanto en lo instrumental –la formación clásica de guitarra, bajo y batería- como en lo lírico.

Como Berrio apuesta aquí por un rock de estructuras arquetípicas y riffs ya sabidos -“Yo ya me entiendo”, “Contra la lógica” o ese acercamiento al grunge que es “En lo mórbido”: nada nuevo bajo el sol- es precisamente en su faceta de letrista e intérprete donde se juega el partido. Y, volviendo a la pregunta del principio, es también como letrista e intérprete que se sitúa en el filo y autosabotea el posible ascenso a la primera división de los cantautores rock poético-canallas de nuestro país, entre visiones apocalípticas y brindis a un sombrío dandysmo de otro tiempo. Ahora bien, cuando Rafael Berrio da con la tecla firma algunos de los minutos más devastadores de la música popular en castellano de los últimos meses: ese acierto total como single de presentación que es “Mis ayeres muertos”, “El animal que has sido” o “El mundo pende de un hilo”, son tres emocionantes medios tiempos en los que la experiencia pesa como una losa y que por sí solos justifican todo un álbum.

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