Pureza

Cuando lo peor que se puede decir de un álbum es que es excesivamente corto, alguien ha hecho bien su trabajo aunque sea breve. Nueve temas, que en realidad son ocho (la intro no cuenta), de los que ya habíamos escuchado tres en forma de adelanto (“Tu boca”, “Si la luna quiere” y “Dame Doblones”), por lo que la capacidad de sorpresa de “Pureza” ha quedado reducida a cinco temas. Los mismos que conformaban el único trabajo discográfico de la artista catalana hasta la fecha: su Ep de 2019 titulado “1917”. Una carta de presentación que la situaba en el mapa catalán y con la que empezó el runrún por el arte que acumulaba Queralt Lahoz en su garganta y escritura sí, pero también en esa fusión entre los sonidos urbanos con el flamenquito de extra-radio del de toda la vida.

“Pureza” incide, al igual que “1917”, en esos aires sureños de tinte post-moderno, sustentados con una personalidad arrolladora y un carácter que la ha empujado siempre frente a la adversidad con paso firme. Y es que, como ella misma afirma en ese vacilón rapeado de la más jipjopera del lote (“Con poco”): “Te rompo el coco con poco, yo nací para los focos, todo para mi es poco, convierto en oro todo lo que toco”. Y si llegados a este punto te viene a a la mente el nombre de Mala Rodríguez como referente, no andarás muy desencaminado. Pero hay más. Porque si algo demuestra Queralt es su versatilidad y la capacidad para tocar diferentes palos. Eso y un espíritu perfeccionista que a veces se ha convertido en su peor enemigo. Y puede que aquí tengamos el motivo de porqué el disco es tan corto.

Queralt Lahoz demuestra en “Pureza” creer con determinación que en la variedad está el gusto. Por eso bucea en diversas aguas estilísticas y sale airosa de todas ellas. Si ya en “Línea 18” nos había hecho viajar a Cuba, ahora nos hace regresar a ritmo de son, con ese precioso homenaje que rinde a su abuela que es “De la cueva a los olivos”. Tema que narra el viaje de la emigración que va de las cuevas habitadas en Granada, al barrio de Las Oliveras de Santa Coloma de Gramanet, donde se crió rodeada de mujeres tan poderosas que le marcaron el rumbo a seguir. Pero hay más. De hecho me gustaría detenerme en “El tiroteo”, para mi el mejor tema del álbum junto al ya conocido y más urban “Dame Doblones”. Y es que según ha confesado la propia Queralt Lahoz, este tema está marcado por una obra que con el paso del tiempo no hace más que agrandar su leyenda e influencia. Si has escuchado el tema, sabrás que me estoy refiriendo al “Omega” de Enrique Morente junto a Lagartija Nick. “El tiroteo” es una bulería dura como el acero en el que el gran Jorge Pardo (Camarón de la Isla, Paco de Lucia, Chano Domínguez... etc) deja huella con su flauta travesera. Un tema que se convertirá en uno de esos momentos mágicos y catárticos de su directo.

“Pureza” es un disco que va a contribuir a que la carrera de Queralt Lahoz siga progresando en el futuro. De eso estoy seguro. Y aunque es posible que alguien eche a faltar un poco más de electrónica y sámplers en el disco, no es menos cierto que es un álbum que difícilmente se podría hacer perpetrado fuera del área metropolitana de Barcelona. Porque “Pureza” es hijo del mestizaje urbano de la ciudad, y puede que esta sea la principal diferencia que atesora Queralt con respecto a esa cantante catalana de fama mundial en la que todo el mundo está ahora pensando. El mismo mestizaje libre y loco que desplegaron hace más de una década grupos tan dispares como Ojos de Brujo o La Kinky Beat, pero también 08001, Amparanoia o Trimelón de Naranjus. Libertad creativa sin ataduras ni reglas. Esa es la escuela sobre la que se ha forjado la música de Queralt Lahoz, fruto del encuentro en el barrio de espíritus creativos de todos los rincones del mundo. Y es que al talento no se le puede poner ataduras, ni someterlo a los patrones más académicos que marcan las aulas.