¿Existe un cliché sobre la escena hardcore/punk llena de tipos duros y cabreados? Quentin Sauvé, bajista de la excelente banda francesa de post-hardcore Birds In Row, rompe varios clichés de golpe con un álbum personal y conmovedor en el que se desnuda musical y emocionalmente hablando.
La producción del disco, a cargo del hermano de Quentin, realza una sensación de urgencia inevitable en unas canciones que giran alrededor de un tema central: la depresión. El relato se inicia con "Dead End", que habla sobre sentirse prisionero de uno mismo mientras una dulce línea de guitarra sostiene a una delicadísima voz. “Half Empty Glass”, el segundo track, ofrece algunas pistas más: “Veo todo lo que he hecho / un vaso medio vacío / y nada de lo que hago / lo va a llenar”.
La intensidad instrumental se incrementa en "Love Is Home", con un final inundado de puro shoegazing, y explota en "Bad New Bearers", el tema que más fácilmente pondrá la piel de gallina al oyente sensible. No se trata sólo de su magnífica armonía, ni de su impactante letra ("Dejadme sólo / porque yo cuento historias / dejadme alcanzar las estrellas de quienes sueñan / Dejadme sólo / porque sólo me traéis malas noticias") hablando de su propia depresión, sino sobre todo del subidón de voz que Quentin se marca a mitad de la canción.
“Whatever it Takes” esconde un cóctel explosivo que, dicho sea de paso, debería hacer reflexionar a quienes en algún momento nos hemos podido tomar la depresión de otros a la ligera.
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