Lorde, Ella Yelich O’Connor, solo ha necesitado diecisiete años para cansarse del estilo de vida materialista que domina su generación. La neozelandesa se siente vieja, le teme al paso del tiempo y ve ridícula la actitud consumista y provocativa de las estrellitas pop del momento. Lorde prefiere un día gris, reflexionar sobre el comportamiento del ser humano, a salir de fiesta con sus amigas y ponerse hasta arriba de todo. Digamos que es la ‘rara’ de la pandilla. “Pure Heroine” es su primer álbum tras el Ep “The Love Club”, y ha conectado con mucha gente de su generación. En este proyecto bascula entre un hip-hop suave, inspirado por Kanye West y A$AP Rocky, sobre una línea de synth pop (“Tennis Court”, “400 Lux”) y la influencia melódica de Lana del Rey (“Ribs”, “Buzzcut Season”). Los versos alimentan poco a poco auténticos himnos pop que junto a la tremenda acogida mundial de “Royals” supone la coronación de Lorde como uno de los debuts más relevantes de este año. Ahora la cuestión está en si este sonido se convertirá en su perfecto aliado para construir su propia marca o llevará su propuesta hacia un pozo de monotonía que nos lleve al aburrimiento.
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