La creación musical que se cuece en el País Valencià no cesa y los resultados se expanden rápidamente como las ondas de un buen ritmo. En este caso con un buen puñado de ritmos: los que mezclan Pupil·les y que ahora han plasmado en los once cortes de “Les Silenciades". Casi una docena de temas que van desde el reggaetón y el drum & bass hasta el reggae y el hip-hop mezclado con electrónica. Sea cual sea la base musical de este trío valenciano —formado por dos cantantes (Natália Pons y Mireia Matoses) y un disc-jockey (Joan Rodríguez)— lo que está claro es que quieren dar un golpe sobre la mesa del patriarcado y sobre los escenarios sausage fest estatales. El mensaje del disco es obvio: dar voz a las silenciadas y fuerza para que sean ellas quienes griten, digan basta y a partir de ahí puedan construir su vida plenamente. Pupil·les le rapean a la vida y al negativo de esta; a la fiesta y la “Gresca” pero también a las olvidadas.
Sobre todo critican sin tapujos la realidad de muchos temas relacionados con la mujer. Cargan contra el machismo y el micromachismo cotidiano, defienden con sus versos a las mujeres oprimidas, a las silenciadas y a las que están “hartas de ser el último escalón”. El hecho de que las letras sean en su mayoría en valenciano le da ese toque aún más natural al disco, que también cuenta con colaboraciones en castellano como la de Tremenda Jauría. Otras caras conocidas que han aportado su granito de arena en “Les Silenciades”, sus compatriotas de Aspencat: Kiko Tur poniendo voz en uno de los cortes con el estribillo más pegadizo del disco, “No vull dormir“, y Pasqu Giner reconstruyendo “Benvinguda al desbarat” con Natxo Císcar, de los también valencianos ZOO, en el bajo.
El mensaje además de claro es necesario —también tristemente en el sector musical, donde las desigualdades de género estas se han vuelto invisibles a ojos de muchos—, y se vuelve duro en temas como el que da nombre al álbum y que critica la posición de la mujer en ámbitos como el hogar y el trabajo, aunque musicalmente en algunos momentos suenan las voces una pizca forzadas y con demasiada ansia por transmitir.
El disco abre con “Estima’t”, reggaetón electrónico que aparte de hacernos bailar nos cuenta la necesidad de renacer y además con autoestima. “Toda la vida se tendrá a ella misma, ha llegado la hora de que lo asuma [...] Quiérete, hoy empieza un día nuevo” cantan las mc’s. Me atrevo a decir que con el tema “L’últim esglaó” hervirá la sangre de cualquier mujer que lo escuche —y espero que hombres también. Por la impotencia y la lamentable realidad que el trío explica narrando situaciones de machismo que tristemente son las escenas cotidianas en pleno siglo XXI: “cinco tíos van en grupo, opinan sobre su culo, ahora hablan de sus pechos, no dudan y le dicen que se la quieren llevar a la cama”, y así hasta reventar.
Podría reproducir un sinnúmero de versos que cogen fuerza con las bases infinitas que remarcan la sed de revolución de este trío, pero mucho mejor escuchar el disco entero. Porque ya va siendo hora de ver más feminismo luchador, rebelde y festivo. Ellas -y él- se han atrevido y lo han hecho con un gran mix de estilos, pero con un mismo fin: dar voz a “Les Silenciades” para que puedan levantarse, gritar, decir basta y bailar. Porque sí, ya va siendo hora de cambiar.
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