El tercer trabajo de Alberto Montero, primero en el sello barcelonés BCore, continúa el camino marcado por su antecesor, el sorprendente “Claroscuro”, uno de esos títulos que cada año pasa por debajo de los radares sin que nadie pueda explicar exactamente a qué es debido. No debería suceder lo mismo con este “Puerto Príncipe”, desbordante de psicodelia y barroquismo folk, a igual distancia entre la desnudez acústica más orgánica (“Noche de Verano”) y la explosión progresiva (“Manada de árboles”). Dando un paso al frente en cuanto a producción, arreglos e instrumentación, el disco continúa explorando caminos de expresionismo onírico y tendiendo puentes entre continentes, con Latinoamérica como referencia predominante (“Para Nada, “Autoequilibrio”) y conexiones con África, la Costa Oeste o la Inglaterra canterburiana. Todo entramado con ese inasible (por inexplicable) tamiz mediterráneo que impregnan los trabajos de este compositor de vocación atemporal. “Puerto Príncipe” es un disco complejo, de recorrido, no apto para los momentos de necesidad de satisfacción inmediata. Sin duda, referencia fuerte en este 2013.
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