Welcome 2 America
DiscosPrince

Welcome 2 America

7 / 10
Hugo Sánchez — 27-09-2021
Empresa — Legacy/Sony
Género — Pop

Hace unas semanas veíamos en las redes sociales cómo Anderson Paak se tatuaba una advertencia en la que especificaba que no quería que nadie hiciera público material inédito suyo una vez él hubiera muerto. El debate sobre si las discográficas deberían o no poder llevar a cabo este tipo de prácticas volvió a estar sobre la mesa este verano con la publicación de “Welcome 2 America”, el primer álbum de estudio póstumo de Prince. El disco del genio de Minnesota es el resultado de varias sesiones de grabación que tuvieron lugar en 2010 junto a la bajista Tal Wilkenfeld y el batería Chris Coleman. Con este formato de trío y la posterior adición de armonías vocales de Shelby Johnson, Liv Warfield y Elisa Fiorillo, así como los teclados de Morris Hayes, la banda dio a luz a 12 canciones que Prince descartó y no planeó lanzar. Dicho esto (y dejando la moral de pseudoperiodista con conciencia social a un lado) uno no puede evitar mirar de reojo dentro de la legendaria Prince Vault siempre que se presenta la oportunidad.

“Welcome 2 America” es un álbum que, en la línea de muchos de los anteriores y más famosos trabajos de Prince, intenta ofrecer un espectáculo pop de una hora disfrutable por todo el mundo y de una calidad musical innegable desde una perspectiva temática que además se pregunta cosas. El disco intenta abordar la cuestión de qué es América y lo hace con canciones como la que da título al disco, que trata algunas de las contradicciones que tienen lugar en la sociedad estadounidense (de una forma que recuerda a aquel legendario inicio de su obra maestra “Sign O’ The Times”). Aunque el nivel lírico del álbum es más que aceptable, la crítica cae en algunos puntos en la superficialidad. Varios ejemplos de ello son algunos momentos en los que Prince se refiere a la manipulación de los medios de comunicación y a la influencia de las nuevas tecnologías en nuestra vida diaria. "Los IPhones nos distraen", dice el Prince de 2010. Nada que no hayamos oído antes (incluso por su parte) y, mucho menos, nada que no hayamos oído ya en pleno 2021.

Es por eso que la verdadera pregunta que deberíamos hacernos ante este tipo de obras de naturaleza póstuma es: ¿Aporta el lanzamiento algo nuevo o necesario a la obra de ese artista que ya no está? No está del todo claro con lo último del artista antes conocido como Prince, pero lo que es seguro es que trae al público una colección de canciones que funcionan y que amplían todavía más su inmenso catálogo musical. Mientras que temas como “Running Game (Son Of A Slave Master)” o “Same Page, Different Book” se sienten más como buenas pero simples ideas convertidas en jams con instrumentales impecables, otras piezas del álbum como “Hot Summer” o “Check The Record” son desvergonzados respiros de aire fresco que cumplen con su papel a la perfección. También merece una mención especial la formidable “Stand Up And B Strong”, versión del grupo de rock alternativo Soul Asylum a la que Prince rinde tributo con su sonido insignia.

Es con estos temas y a las varias escuchas cuando uno empieza a captar la esencia del disco y a sentirse parte de esas sesiones en formato de trío en las que fueron concebidas las canciones. Al final, si la obra de Prince ha sido temáticamente sobre algo ese algo es pasarlo bien. “Welcome 2 America” es una muestra (otra más) de las habilidades y el virtuosismo de Prince Rogers Nelson (y de aquellos de los que se rodeaba) para crear casi sin querer. Su seca producción juega a favor de su atemporalidad (los últimos esfuerzos musicales de Prince en vida pecaban de excesivos) y contiene unos cuantos momentos memorables que justifican el viaje. Los fans lo amarán y, tal como pretende ese último acorde sin resolver del final de “One Day We Will All B Free”, se quedarán con ganas de más.

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