La aparición de la edición expandida de lujo del “Sign 'O' The Times” de Prince es como si Papá Noel se adelantara unos meses para los seguidores del artista. Si el disco original era la gran obra maestra del artista y uno de los mejores discos de los ochenta (una década que dominó como ningún otro artista había hecho antes) la aparición de estas sesenta y tres canciones inéditas, con nuevas versiones de canciones conocidas, caras B y un par de directos de la época es como si Moisés abriera el Mar Rojo y pudiéramos contemplar de primera mano el periodo de mayor explosión creativa del autor de “Purple Rain”.
Entre los años 86 y 87 Prince se vio envuelto en la creación de diversos proyectos musicales, primero “Dream Factory”, el disco con The Revolution que iba a servir de continuación de “Parade”, pero que dejó de lado tras la separación con The Revolution, luego el proyecto de triple disco llamado “Crystal Ball” y otro paralelo para un alter ego llamado Camille, en el que utilizaba su voz acelerada en el estudio para que sonara más aguda, además de un posible musical. Todo ello más decenas de canciones escritas para otros artistas como Miles Davis, Joni Mitchell o Bonnie Raitt. Una explosión creativa sin parangón en la que Princese pasaba días y noches seguidas encerrado en el estudio y que dieron como resultado aquella maravilla llamada “Sign 'O' The Times” en la que había funk, gospel, rock, soul, folk, pop psicodélico y marcianadas que solo podían salir de su imaginación.
Pues bien ahora eso se amplía por tres. No todo es oro, como en el disco original, pero hay muchas delicias que podrían haber sido éxitos y haber aparecido en posición destacada en cualquiera de los discos que publicó tras “Lovesexy”. Además aparecen distintas versiones de los temas del disco original que nos dejan ver su fascinante proceso creativo. La primera versión de “Forever In My Life” todavía tenía una guitarra acústica preminente y era mucho más dulce, pero con mucho menos impacto que la versión definitiva, con poco más que una percusión sintetizada y su voz doblada, aunque aquí ya está la parte que servirá de ‘outro’. Una de las principales curiosidades es escuchar la versión original de la irresistible “I Could Never Take The Place Of Your Man” grabada en 1979, en la época en la que estaba sumergido en su segundo disco, el homónimo “Prince”. Como tantas otras veces, es increíble que Prince se dejara esta maravilla en el cajón, ya que podría haber pasado como un éxito de la new wave. Por suerte, terminaría repescándola ocho años después para convertirla en uno de los sencillos de su obra maestra.
Pero lo mejor viene con alguna de las canciones inéditas, aunque muchas de ellas ya circulaban en discos piratas. “Witness 4 The Prosecution”, una de las canciones pensadas para “Dream Factory”, es otra prueba de que Prince no solo fue el mejor artista en global de los ochenta, sino que también fue su guitarrista más importante, puro funk rock que pondrá una sonrisa en el rostro de George Clinton. viene con su voz en falsete de Camille, nuevamente con influencias de la new wave y un solo de guitarra psicodélico, aquí sus influencias vuelven a ser las más pop como en “Paisley Park”, aunque al final se mete en una ‘jam’ propia que recuerda a “Computer Blue”, nuevamente demostrando toda su maestría a la guitarra.
“Big Tall Wall”, presente en dos versiones, es otra de las inclusiones notables. Iba a ser parte de “Dream Factory” y es una notable mezcla entre el pop psicodélico de “Around The World In A Day” con vientos y bajo funky. “The Ball” es otro temazo, pero esta vez Prince sí que lo terminaría usando y es que se terminaría convirtiendo en “Eye Know” de “Lovesexy”. “Blanche” es ultra funky, una irrefrenable invitación al baile utilizando a personajes de “Un tranvía llamado deseo”, y que increíblemente se quedó fuera de todos los proyectos en los que estaba trabajando en ese momento, ni “Dream Factory”, ni “Crystal Ball”, ni, por supuesto, “Sign 'O' The Times”.
“Train” es otra maravilla para los fans, un tema que es puro Prince, mezclando vientos soul con guitarras psicodélicas y una gran melodía. Prince se la terminó regalando a Mavis Staples que la incluyó en su disco “Time Waits For No One”, publicado en 1989. “Soul Psychodelicide” es una ‘jam’ de doce minutos de Prince & The Revolution que suena a las jams funk a las que era tan dado el genio de MIneápolis encima de un escenario. “Adonis And Bathseba” es una maravilla que podría haber aparecido en “Parade” y vuelve a contar con un gran solo de guitarra.
Una de las cosas más interesantes que aparece es “Emotional Pump”, un tema sexy y funk que Prince ofreció a su adorada Joni Mitchell. Uno puede entender que la canadiense no se viera a gusto cantándola porque es un tema que exuda Prince por los cuatro costados. “Rebirth Of The Flesh” es uno de los pocos cortes del proyecto Camille que se quedaron fuera de cualquier lanzamiento y es difícil entender por qué. Otro temazo funk emparentado con sus hermanas de proyecto “Housequake” y “Shockadelica”, una de las mejores caras B de su historia, que también se incluye aquí.
La monumental reedición se completa con dos directos, uno de audio grabado en Utrecht, y otro en DVD, el mítico concierto de la Nochevieja de 1987 en Paisley Park en el que terminó subiéndose el mismísimo Miles Davis al escenario sirviendo de coronación de Prince como el artista clave de los ochenta, una década que se convirtió en su Principado particular.
El directo en Utrech es otra golosina más para una de las giras más importantes de los años ochenta. Los fans ya conocen al dedillo la película que surgió de aquello, pero aquí se añaden nuevas canciones, no solo los temas de “Sign 'O' The Times”, sino clásicos como “Let's Go Crazy”, “Purple Rain”, “Kiss” o “1999”, además de una gran versión del “Girls & Boys” de “Parade”, con Sheila E cantando una de las estrofas y Eric Leeds ofreciendo un gran solo de saxo. Este directo ya valdría su peso en oro, aunque solo fuera por el solo final de “The Cross”, con Prince poniéndose el traje de Salvaje Ángel Azul. Mientras la actuación de Paisley Park permite ver otra prueba más de por qué Prince entra en esa exclusiva lista de animales escénicos, junto a nombres como James Brown o Jerry Lee Lewis.
También hay canciones menos interesantes, como las destinadas a un musical llamado “The Dawn”. De allí provienen “Crucial”, “When The Dawn Of The Morning Comes” o la más potable del lote, “The Cocoa Boys”, que recuerda a “Hot Thing”.
Es curioso ver como una de las canciones menos interesantes del lote es “Can I Play With You?”, la canción que grabó para su posible inclusión en “Tutu” de Miles Davis. Pero la colaboración entre los dos gigantes queda deslucida por las ganas de Prince de demostrar a Davis que este tenía razón cuando dijo que era el nuevo Duke Ellington, dejando poco espacio para el trompetista. Eso sí, hasta en estos errores uno puede escuchar cosas fascinantes y es que ahora que los míticos archivos se han abierto sus seguidores hemos visto como, durante los ochenta, la creatividad de Prince no tenía límites. Muchos pensaban que el hecho de que sacara un disco al año, un par de ellos dobles, además de una colección de caras B realmente espectacular, era demasiado, pero si algo demuestra esta gigantesca reedición es que Prince podría haber sacado dos discos, entre notables y sobresalientes, al año entre 1980 y 1988 sin ningún problema.
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