Conspiranoid

Entre los efectos no esperados de la pandemia tenemos este EP de Primus en el que Les Claypool, con su voz nasal e irónica y su particular genialidad para tocar el bajo, hace propio uno de los tópicos más extendidos de los últimos dos años: la conspiranoia. Y parece que este impulso fue muy beneficioso para Primus ya que en “Conspiranoid” recuperan el nervio, esa forma ridícula de amenazar que les llevó al pedestal de la música deforme. Al mismo tiempo Claypool parece haber recuperado la inspiración, cambiando el ángulo de su narrativa: mientras históricamente sus canciones contaban en primera persona las andanzas de personajes creados por su privilegiado cerebro, ahora el cuento es en tercera persona, como intentando explicar o entender comportamientos ajenos que exceden a su raciocinio.

“Conspiranoia” es el capítulo de más de once minutos que abre la trilogía de cortes y quizá la principal razón de este lanzamiento. Se trata de un desarrollo mental complejo y de accidentada geografía. Un brainstorming que saca provecho del talento de Claypool, pero también del de Larry LaLonde (¿el guitarrista más menospreciado de su generación?) y Tim Alexander. Los aires progresivos que caracterizan a los Primus de las últimas décadas dejan al desnudo la admiración de la banda por Pink Floyd y esos puentes en plan flamenco frenético nos recuerdan cómo es aplicar el virtuosismo de la mejor manera posible. Las vocales teatrales retratan un tiempo que nunca olvidaremos mientras un sintetizador trippy sube la apuesta a los tres experimentados instrumentistas.

“Follow The Fool” dice todo en su título y con un comienzo cortante de bajo filtrado que funciona como un metrónomo avanza hacia un puente en el que una vez más la guitarra de LaLonde le da sentido a todo; mientras Alexander completa su aporte con elementos de percusión poco comunes, la pregunta aflora a cada compás: ¿Quién es más tonto? ¿El tonto original o el que lo sigue?

Por último “Erin In The Side Of Caution” cierra de maravillas este “Conspiranoid” devolviendonos a los Primus más perversos y pesados en su mejor forma. Un inquietante arpegio de armónicos de LaLonde da sustento al jugueteo eterno de la base que, como de costumbre, ofrece guiños instrumentales que al ser tan precisos harán que los fans se frustren a la hora de querer tocarlos en sus “air guitars/bass/drums”. Si cabe pensarlo, “Conspiranoid” sería uno de los mejores efectos secundarios de la pesadilla que venimos viviendo desde hace más de dos años.