Con Primal Scream nunca se sabe del todo hacia dónde apuntarán los tiros, con la banda haciendo (casi) siempre equilibrios en torno a esa dualidad sita entre rock de guitarras y electrónica. El primer disco de los escoceses en ocho años –desde que viera la luz el discreto “Chaosmosis” (Ignition, 16)– esquiva mayoritariamente ambas facetas, apostando a cambio por indie-pop/rock con clarísimo regusto a soul y, también, a un funky que, por momentos, aparece más recalcado que nunca. Todo desde una perspectiva clásica en la que instrumentos y voces lucen como artífices y protagonistas, renegando en esta ocasión de aquellas opciones que hubiera podido sugerir la tecnología.
“Come Ahead” es, en cualquier caso, un disco relativamente diverso y también ambicioso, con piezas que tan pronto incitan al baile como a la reflexión, no exento de mensaje político y social en su lírica. Son mayoría de canciones extensas bañadas en coros femeninos de soul, entre las que se incluyen piezas que hubieran encajado en “Give Out But Don't Give Up” (Sire, 94), caso de “Heal Yourself” o el medio tiempo “False Flags”. También alberga otras del mencionado (y marcado) perfil funky que incluso pueden llegar a remitir al mismísimo Prince, caso de “Ready To Go Home” o “Innocent Money”. En el lote destacan también las insinuantes “Circus Of Life” y “Love Ain't Enough” con unas bases que remiten respectivamente a The Stone Roses y Depeche Mode, el single de ritmo juguetón “The Centre Cannot Hold”, “Deep Dark Waters” y, por supuesto, este éxito inmediato que es “Love Insurrection”.
La referencia ha sido producida por David Holmes, artífice de aquel “More Light” (Ignition, 13) que sigue siendo la mejor obra de Bobby Gillespie y compañía en cerca de dos décadas. “Come Ahead” deja un buen puñado de pìezas inspiradas, además de resultar del todo funcionales para el directo del grupo, si bien se completa con compañeras salvables aunque menos agraciadas que menguan la satisfacción general. En cualquier caso, el que es el primer álbum de Primal Scream tras el fallecimiento de Martin Duffy hace un par de años, logra situarse un par de peldaños por encima de su antecesor y cumple con las alegrías típicas de ese reencuentro con una formación clásica capaz de mantener parte de su mojo.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.