Vendetta

En plena época del elogio de la solemnidad como gobierno totalitario del indie mainstream en el circuito ¿alternativo? estatal, ¿es posible que el mayor elogio al hedonismo sea recurrir a la muerte como nueva armazón y banda sonora para los bailes más histriónicos del circuito? Los gallegos Presumido han llegado a tu casa y a tu corazón, aunque esta vez sea para clavarte un tacón. Es probable (y normal) que Tarci Ávila y Nacho Dafonte se sientan más conectados con esas misas negras de cables que en los años ochenta y noventa impulsaron nombres como los de Gary Numan, Heaven 17, Depeche Mode, Yazoo, OMD o Nine Inch Nails, o herederos contemporáneos parciales de aquella estética sonora, como pueden ser SONOIO, John Maus, M83, Zoot Woman o Kavinsky. Pero si el grueso de estos nombres te suenan a chino, lo siento por el dúo gallego, pero en "Vendetta", su debut, hay mucha conexión por proyectos que, aunque deslegitimados muchos de ellos por la facción más elitista de la crítica, han marcado el devenir del synth pop más carbonizado y rociado de chapapote del circuito, de OBK a Esclarecidos, Azul y Negro o, si buscamos nombres de mayor actualidad, Dorian o el último Bravo Fisher!

Y es que el combo de las Rías Baixas consigue articular un sonido que se mueve en círculos en una amplia órbita de sonidos sintéticos pérfidos, entre lo industrial y lo espectral: del synth pop más melódico a la electrónica gótica. Por allí se dejan guiños al cementerio (“voy a salir con mortaja al salón”), odas a la necrofilia (“¿y qué más da si estás allá y yo en el mundo de verdad? ¡Aún te siento respirar!” o “verte así me pone a cien: ¡voy a torturarte pero bien!”), a la gastronomía alternativa (“postres con arañas” o “huevos con entrañas”). La muerte en el indie 2.0 tenía un nombre: el de Presumido.