Hollywood’s Bleeding

Es curioso ver cómo todo lo que Post Malone critica en sus letras es a la vez lo que le hace crecer. Su ascensión hacia lo más alto del mundo de la fama, el dinero, sus problemas emocionales derivados de ello o esas relaciones sentimentales que le dividen entre ser un auténtico sensiblón y un ‘kinki’ de cuidado. Y es que, todo ello, por supuesto, vuelve a estar presente una vez más en su último disco de estudio. “Hollywood’s Bleeding” saca a relucir el lado más introspectivo del artista y sobrevive a base de dosis extremas de melancolía, la gran capacidad de Austin Richard Post de crear enormes melodías frente a letras mediocres o esa clara sentencia de que, a estas alturas, la máxima ambición de la estrella es generar hits que retumben en las listas de éxitos.

Tras el tremendo éxito comercial de aquel anodino “Beerbongs & Bentleys”, Post tiene muy claro cuál es su posición en la industria y hacia dónde debe dirigir su carrera. Con su segundo álbum no consiguió crear una gran obra maestra, pero sí logró encontrar su sonido. Por eso, este nuevo disco representa un salto más hacia la cima y certifica la gran estrella americana que es a día de hoy. Es un disco de transición, el trap ya no es su mundo, aunque aún se respire en alguna de sus bases. Ahora lo que busca es convertirse en una estrella pop-rock con todas sus letras. Y lograr así, mantener al enorme público que consiguió captar con aquella imparable “rockstar” que arrasó con todo lo que tenía frente a ella sin importar género o fandom. “Hollywood’s Bleeding”, eso sí, es un disco mucho más rico en armonías que su predecesor, es tremendamente fácil de consumir e inevitablemente terminaremos sabiéndonos de memoria más de la mitad del largo antes de que termine el año. Ya que está construido para una difusión masiva, para convertirle en el rey de la radio-fórmula y para gustar a todo tipo de público.

Es un disco meditado y preciso, que busca ir sobre seguro. Y eso provoca una gran carencia de originalidad en torno al proyecto. Pocos son los momentos que sorprenden al oyente, exceptuando esa enorme versatilidad que nos muestra con su voz. Post se alía de nuevo con Louis Bell (figura tras los temas más sonados de “Beerbongs & Bentleys”) y apuesta una vez más por una producción tan melancólica como básica. Y es que, como decíamos previamente, no es un álbum que se preocupe por aportar algo nuevo al mercado musical. Es más bien un producto compacto en el que hasta el último beat está metido a conciencia. Si “Beerbongs & Bentleys” era un proyecto repleto de aristas que le desangraban y no le dejaban volar. Este tercer largo está pulido a conciencia para que Post brille frente a sus rivales y no reciba críticas tan voraces como con el anterior. Entre lo mejor del álbum nos encontramos una cincuentera “Allergic” destinada a convertirse en uno de los himnos de esta nueva era. O esa larga lista de colaboraciones de lujo que en gran parte cuidan las canciones de Post y las hacen más grandes. Destacando ante todo esa pegadiza “Die For Me” junto a Halsey y Future. O el momento de gloria que consigue con “Take What You Want” junto a Ozzy Osbourne, y un innecesario Travis Scott.

“Hollywood’s Bleeding” es, por tanto, un paso al frente para Post Malone y para cerrar el ciclo completo de su proceso de aceptación como estrella global. Es un largo para contentar a todos, para gustar a América y se puede decir que lo ha logrado de sobra al verle debutar en el #1 de Billboard con 465.000 copias y alcanzar los 365 millones de reproducciones en streaming en su primera semana. Lástima que a nivel creativo aporte tan poco al mercado y esa falta de riesgo termine aburriéndonos tras un par de escuchas.