Plasmar el preciso instante en el que te rompen el corazón y este se desgarra mientras tu cuerpo se estremece es algo prácticamente imposible de conseguir. Excepto si hablamos de Dana Margolin, líder de Porridge Radio. Después del éxito de “Every Bad”, la banda indie rock británica regresa con “Waterslide, Diving Board, Ladder To The Sky”. Un disco en el que siguen demostrando que son los mejores plasmando el dolor más personal, para convertirlo en universal. De esos que son para escuchar en la intimidad de tú habitación, con lágrimas en los ojos incluidas, pero que quieres cantar a pleno pulmón en un festival.
Tiene la virtud de abrir con un tema en el que prueban la guitarra y sus distorsiones, como si nos adentráramos en la intimidad de la grabación sin prisa alguna. Inmediatamente empieza la catártica “Back To The Radio” y nos da la bienvenida por todo lo alto. La fórmula sigue siendo un poco la misma. Bucles hipnóticos en los que la voz de Margolin se va quebrando en una emoción contenida. Se desprende del sentido literal de las palabras y da paso a las sensaciones más puras, como en “Birthday Party” repitiendo incansable “I don’t want to be loved”.
Pero al mismo tiempo, la pausa y el tempo contemplativo de estos años se ven reflejados. En los bucles, los gritos, las guitarras o las percusiones, ya no son tan frágiles, no buscan la inmediatez. No hay tanta violencia en su dolor. Todo queda impregnado de una tranquilidad que nos aleja de lo visceral, para dejar espacio a la reflexión, como en “Splintered” o en “Flowers”. Con esto aumenta el rango de emociones y se atreven a Jugar con ritmos más divertidos y ligeros como en “Trying”, y se atreven con un punto ceremonial que nos puede recordar a Florence + The Machine como en “The Rip”. En definitiva, funciona como un abanico de emociones crudas mucho más digeridas; juegan con ritmos rock, guitarras punzantes, mayor presencia de teclados y se proclaman como tu grupo favorito para abrirte en canal cuando nadie mira.
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