En la estela de bandas revivalistas del sonido glam rock con pelotazos radiofónicos podemos incluir sin pestañear a los neoyorquinos Diamond Nights. Con ese nombre tan de la NWOBHM y ante las primeras escuchas del álbum, uno no puede evitar pensar en purpurina, cinturones de balas, actitud irreverente y lugares comunes del hard rock de los setenta y ochenta.
Si bien algunos simpáticos falsetes miran de reojo a The Darkness (sin llegar a la vergüenza ajena que producen los británicos si te empachas con sus canciones) y por algunos instantes se atisba cierta personalidad, los homenajes a Thin Lizzy, Cheap Trick o incluso a Judas Priest son más que evidentes en cuanto a progresiones y dobles punteados. De innegable calidad, los doce cortes de este debut terminan por carecer del músculo necesario para darle cuerpo a una propuesta que requiere de mucha más garra y actitud. Quizá lo mejor será esperar a que dejen de imitar tan bien a sus maestros o acabarán teloneándolos en festivales casposos a más no poder. Rock para rockeros que disfrutan con lo previsible.
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